Ideas para cerrar el sexenio

AutorErnesto Núñez y Martha Martínez

Fotos: Adrián Ruíz

El 2 de septiembre del 2009, a la mitad de la administración y con la reciente derrota de su partido en las elecciones intermedias, el presidente Felipe Calderón hizo un relanzamiento de su gobierno en torno a 10 puntos: pobreza, salud, educación, finanzas públicas, energía, telecomunicaciones, reforma laboral, regulación, seguridad y reforma política.

"Es la hora de cambiar", expuso el Presidente, y urgió a la clase política a trascender las reformas posibles y trabajar en las reformas necesarias.

El decálogo quedó trunco: no hubo reforma fiscal. El impuesto especial que propuso el Presidente para que la recaudación se destinara al combate a la pobreza fue rechazado por el Congreso. La cobertura universal de salud sigue siendo una meta para el final del sexenio. La alianza con el SNTE sigue intacta y no se dieron los pasos prometidos para "romper inercias" y alcanzar la calidad educativa. La "nueva generación de reformas" en el sector energético se limitó a la liquidación de Luz y Fuerza del Centro. La injerencia del Ejecutivo en la Cofetel y las nuevas concesiones a Televisa chocan con la intención de promover un ambiente de "verdadera competencia" en el sector de telecomunicaciones. La estrategia de seguridad apenas comenzó a revisarse en los diálogos celebrados el mes pasado. Se enviaron iniciativas de reforma laboral y política, pero no se promovió su aprobación en el Congreso.

A tres días de que Calderón rinda su Cuarto Informe de Gobierno, en la oposición y en su propio partido ya se habla del final del sexenio y se ejecutan movimientos de cara a la sucesión presidencial del 2012. Del decálogo, se transitó al epílogo del sexenio.

A este gobierno le restan aún dos años, que en países como Estados Unidos y España significan la mitad de un periodo presidencial.

Convocados por Enfoque bajo estas consideraciones, 10 especialistas en diversas áreas proponen un conjunto de acciones que podrían implementarse en los próximos 27 meses.

Esta agenda para el fin del sexenio no pretende ser exhaustiva. Se limita a acciones específicas, algunas de las cuales podrían concretarse antes del 2012 y otras apenas iniciarse. En ambos casos, se trata de medidas que deberían trascender el sexenio.

Emilio Álvarez Icaza: Derechos humanos

Monitorear violaciones

Para mí, el punto principal de la agenda es la reforma constitucional de derechos humanos que se ha detenido varias veces en el Congreso. ¿Qué implica esta reforma?, ubicar en el centro de la política pública los derechos humanos. La reforma es un tema clave porque no desafía sólo al Ejecutivo sino al Judicial: cómo el Judicial incorpora y armoniza la norma y cómo sus sentencias se encargan de los derechos humanos.

Como acciones concretas, el Presidente tendría que reconocer que los derechos humanos son parte de su estrategia. Hace poco mandó un mensaje a la nación y lo publicó a dos planas, si se revisa ese documento no se encuentra una sola mención a los derechos humanos; el Presidente tiene que mandar un mensaje público y político de que está dispuesto a incorporar este concepto en su acción.

Lo segundo es que se comience a discutir cómo se van a incorporar a las estrategias de gobierno -incluida la de seguridad pública- indicadores objetivos de monitoreo en derechos humanos. Lo que yo estaría esperando es que el gobierno federal nos diga cuáles son los temas que va a atender como prioridad en estos dos años que nos quedan y qué indicadores va a establecer para observarlos, porque estoy de acuerdo en que es una tercera parte del sexenio, es mucho tiempo.

Es necesario que genere acciones específicas para la protección de defensores de derechos humanos y periodistas, para ello tiene que acercarse a esa comunidad, establecer puentes de comunicación y ampliar los interlocutores con los que dialoga, eso es algo que no ha hecho en este tiempo.

Una acción pertinente sería que en los próximos tres meses, el nuevo secretario de Gobernación, Francisco Blake, asumiera como parte de su agenda prioritaria el tema derechos humanos y que su oficina nos diga cómo va a atender las recomendaciones internacionales del Examen Periódico Universal, las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y las recomendaciones de organismos nacionales. Hay cosas que no le corresponden a él porque ésta es una República federal -por ejemplo, el Campo Algodonero-, en esos casos ¿qué va a pasar?, ¿va a trabajar de manera coordinada con los estados?, ¿cuándo, cómo lo va a hacer, quién va a convocar, con qué se van a dar cumplimiento en términos de instrumentos o procedimientos legislativos?

Por elemental que parezca, la primera acción del gobierno federal en materia de derechos humanos tiene que ser poner orden.

Viene el nuevo representante de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Ésa nueva representación debería servir para una agenda mucho más intensiva. México es de los pocos países del mundo que tiene una oficina de la Alta Comisionada, lo que uno esperaría de esa oficina es que el Estado mexicano le saque ventaja; la llegada del nuevo representante es una nueva oportunidad para que eso suceda.

Maestro en ciencias sociales. Ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

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Alianzas estratégicas

Apostando a futuro, porque esto no lo veríamos materializado en este sexenio, se podría hacer la red de alianzas prioritarias para México en el mundo.

Buscar aquellos aliados en ciertos temas claves para México, y establecer una relación especial con esos países en el tema específico.

Por ejemplo, una gran potencia tecnológica es Corea, con ese país debemos establecer una alianza tecnológica que no tendremos con otro país.

Para implementar esta idea, primero es necesario definir las prioridades nacionales con base en nuestro interés nacional en el mundo, tanto las inmediatas como las de mediano y las de largo plazo que finalmente interesan más. El principio general debe ser cómo articular mejor el mundo con nuestros intereses nacionales.

De otra suerte va uno guiado por la coyuntura. Vamos de cumbre en cumbre, de gira en gira, pero no tenemos el marco de referencia y eso no tiene ninguna proyección. Está bien ir al G-20, pero ¿cuál es nuestra prioridad o nuestro objetivo?, ¿quiénes son nuestros aliados para empujar qué cosas?

Hoy tratamos de ser amigos de todos en todos los temas, tenemos una rica agenda, pero al final no es tan rica porque no es lo mismo estar empujando 10 cosas con 10 países, que ir de uno en uno con un país específico.

Con base en estas prioridades se debe establecer una red de alianzas de geometría variable.

Por ejemplo, en seguridad con Estados Unidos tenemos que hablar otro lenguaje y establecer cómo va a ser la relación a futuro con ese país en ese tema. En materia ambiental, España y Alemania son países con los que se puede hablar de industrias limpias, energías renovables, atraer inversiones para esos temas; tienen que ser...

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