Manuel J. Jáuregui / ¡Gracias, Somalia!

AutorManuel J. Jáuregui

Si no fuera por países como Somalia y Afganistán, que están en la retaguardia de la lista, ¡qué friega nos hubieran puesto!

Ya estarán enterados de que, de acuerdo con el nuevo índice de percepción de la corrupción, difundido ayer en Berlín por Transparencia Internacional, nuestro México mágico se ha vuelto MÁS CORRUPTO en el 2009 de lo que ya era en el 2008.

Este índice ubica a México empatado en el lugar 89 (de entre 180 con países trabuco como Lesotho y Ruanda), pero adelantito de Zambia (cuya moneda se llama "kwacha", por cierto, dando esto una cierta idea de nuestro nivel global).

¡Qué honor!

Cabe hacer notar, amigos, que nos superan plenamente en honorabilidad países hermanos como Panamá, Guatemala, El Salvador, Perú, Colombia, Brasil, Cuba, Costa Rica, Puerto Rico y Chile.

La Madre Patria, ESPAÑA, se coloca en la posición 32 empatada con Israel, demostrando con esto que la corrupción no es genética, ni es tampoco un fenómeno cultural heredado de la época colonial, como afirman algunos practicantes, ya que hay menos corrupción percibida en todo el continente europeo que en unos cuantos países de América, como la República Dominicana, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Haití.

Estamos convencidos de que los niveles de corrupción alcanzados denotan la existencia de un vicio que desnuda la inefectividad de las instituciones jurídicas y legales en un determinado país, y no un juicio determinante sobre la honorabilidad de sus ciudadanos.

Lo que para nosotros resulta interesante es que México haya retrocedido 17 posiciones en tan sólo un año, y esto bajo un gobierno compuesto por santos varones moralistas y persignados.

Si así nos va con los chicos del sombrero blanco, ¿cómo irá a estar la perra de brava cuando lleguen los del sombrero negro?

¡Súmete, Efraín, en el fango!

Llevamos nueve años de gobiernos emanados del PAN, ¿a qué partido culpar, entonces, de la pérdida de honorabilidad pública que padecemos?

Érase una vez que se era que, aquí, todo lo malo podíase atribuir a los ruinosos...

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