Jaime Sánchez Susarrey / ¡Ah, esos universitarios!

AutorJaime Sánchez Susarrey

Durante la campaña por la Presidencia de la República, López Obrador espantó con el petate del muerto: si Peña Nieto llega a Los Pinos, la maestra Elba Esther Gordillo será la secretaria de Educación.

No fue la primera -ni será la última- vez que "el rayito de esperanza" espanta con el petate del muerto. Las reiteradas denuncias de la privatización de Pemex durante los gobiernos de Fox y Calderón lo ejemplifican hasta la saciedad.

Ahora, ante la inminencia de una reforma energética, vuelve a gritar: ¡ahí viene el lobo! Lo que sorprende en esta historia no es el uso de un recurso cada vez más desgastado, sino que amplios sectores de la población le sigan creyendo.

Esto es particularmente notable si se tiene en cuenta que en la última elección presidencial muchos jóvenes universitarios votaron por AMLO.

El fenómeno causa intriga a la luz de la biografía y la historia recientes. ¿Cómo se pudo olvidar o ignorar la larga lista de barbaridades que López había cometido en los últimos 12 años?

Enumero:

Si se piensa en lealtad, basta recordar la persecución que inició contra Rosario Robles y Cuauhtémoc Cárdenas, al día siguiente de su toma de posesión como jefe de Gobierno.

Si se piensa en la honestidad valiente, basta evocar el video donde René Bejarano afirma que López Obrador sabe todo lo que él hace, al mismo tiempo que se embolsa cientos de miles de pesos.

Si se piensa en transparencia, basta pensar en Gustavo Ponce, en Las Vegas, apostando decenas de miles de dólares, para luego -bajo el manto protector de AMLO- huir y esconderse.

Si se piensa en responsabilidad, basta escuchar el grito: "¡Al diablo las instituciones!". Y luego las reiteradas amenazas y desafíos a la Suprema Corte de Justicia.

Si se piensa en Estado de derecho, basta referirse a las condiciones escandalosas en que Carlos Ahumada fue procesado y detenido en la Ciudad de México, después de haber sido chantajeado por el gobierno de AMLO.

Si se habla de un político veraz, basta revisar la serie de mentiras que construyó y difundió después del 2 de julio de 2006 para denunciar un inexistente fraude electoral.

Si se habla de rigor intelectual, basta visualizar el papelón que hizo en el programa de Televisa, Tercer grado, cuando descalificó al INEGI y se sacó de la manga una serie de datos falsos.

Por último, y más importante, si se habla de salud mental, basta rememorar su toma de posesión como "presidente legítimo", el 20 de noviembre de 2006, y luego la instalación de su gobierno...

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