JAQUE MATE / Me equivoqué

AutorSergio Sarmiento

"La complejidad de los impuestos es en sí un impuesto".

Max Baucus

Entre el momento en que promulgó su "reforma hacendaria" y la entrada en vigor este 1o. de enero, el presidente Enrique Peña Nieto ha hecho ya una serie de modificaciones por decreto. Al parecer el propio gobierno apenas se está enterando de cuáles serán las consecuencias de su alza generalizada de impuestos.

El 26 de diciembre decidió, por ejemplo, que los nuevos impuestos especiales sobre la minería podrán pagarse trimestralmente y no en una sola exhibición. Quizá esto mejore el flujo de las mineras, pero no reduce el monto del nuevo impuesto. No tengo duda de que pocas cerrarán sus operaciones actuales; la minería es una actividad que requiere de muy fuertes inversiones iniciales. El gran riesgo, sin embargo, es que se reduzca el nivel de inversiones en nuevos desarrollos.

También el 26 de diciembre la Secretaría de Hacienda anunció "un estímulo fiscal a las empresas maquiladoras" consistente en "una deducción fiscal adicional a la señalada" en el Impuesto Sobre la Renta. La SHCP alargó tres años el beneficio arancelario en el Impuesto General de Importación. Por otra parte, las maquiladoras, que ya no podrán deducir al 100 por ciento el costo laboral de sus trabajadores, podrán deducir de sus utilidades el monto que resulte de dividir entre dos los pagos por concepto de nómina y restarle el 3 por ciento. Si alguna esperanza había de simplificar el sistema fiscal de las maquiladoras, y homologarlo al del resto de las empresas del país, se ha esfumado.

El Congreso impulsó un impuesto especial a los gorditos que se traduce en un gravamen de 8 por ciento sobre los alimentos con más de 275 kilocalorías por cada 100 gramos. Pero resulta que el impuesto afectaba a una amplia serie de alimentos básicos. Así, el Sistema de Administración Tributaria (SAT) se ha convertido en el gran juez de qué deben comer o no los mexicanos. Alimentos como el pan y la tortilla, que rebasan las 275 kilocalorías por cada 100 gramos, han tenido que ser exentados del impuesto. La pregunta es si el impuesto se aplica para proteger a los mexicanos de la gordura, ¿por qué se exentan alimentos que tienen el mismo contenido calórico que otros que sí...

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