Jorge Alcocer V. / Ciudad ornitorrinco

AutorJorge Alcocer V.

El animalito cuyo nombre utilizo en el título de este artículo es un mamífero que pone huevos, tiene pico de pato, cola de castor y patas de nutria; el ornitorrinco se distingue además por tener un sentido de electrorrecepción para localizar a sus presas mediante la detección de campos eléctricos. Tan raro es que cuando se le mostró en Europa por vez primera algunos desconfiados afirmaron que era una falsificación, un truco de circo.

Creatura tan rara, producto de la madre naturaleza, pronto quedará imitada o quizá superada ya que el Distrito Federal se convertirá, por obra y gracia de varios taxidermistas de la política, en la Ciudad de México, que como el ornitorrinco tendrá múltiples rarezas: seguirá siendo una entidad federativa, no un estado; pero tendrá constitución propia y tres poderes públicos -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- el primero de ellos a cargo del jefe de Gobierno, que no gobernador; las actuales delegaciones serán denominadas alcaldías y los jefes delegacionales pasarán a llamarse alcaldes, pero no habrá municipios, aunque sí algo igual a los cabildos, que se llamarán concejos, integrados por entre 10 a 15 concejales, postulados por los partidos políticos en planillas de entre 7 a 10 candidatos, empezando por el candidato a alcalde, o alcaldesa.

Para cumplir el objetivo central de la reforma, que es cambiarle al Distrito Federal el nombre para que se llame Ciudad de México, los padres fundadores utilizaron una herramienta legislativa tan novedosa como ingeniosa: el buscador y corrector de Word. Cabe imaginar la delicada operación de técnica legislativa que supuso seleccionar -usando dicho programa- el texto de los 136 artículos de la Constitución, pulsar con mano temblorosa el comando "buscar", acto seguido escribir "Distrito Federal" para luego, utilizar el comando "cambiar" para sustituir el aborrecido nombre por el de "Ciudad de México".

Realizado lo anterior el segundo paso fue similar: seleccionar el texto de los 136 artículos y buscar en ellos la palabra "estados" para cambiarla por "entidades federativas". Culminada esa parte, la más creativa de tan singular reforma, los padres de la misma supieron que sería necesario reformar 51 artículos de la Constitución vigente (hasta el día de ayer) en los que aparecen el término "Distrito Federal" o la palabra "estados". No se requirió mucho más que apretar la tecla "enter" de la computadora para que la reforma del Distrito Federal quedara casi lista, lo demás fueron...

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