Joseph Stiglitz / Cruel regocijo en los Alpes

AutorJoseph Stiglitz

No sorprende la atmósfera sombría en el Foro Económico Mundial de este año. Quienes creen que la globalización, la tecnología y la economía de mercado resolverán todos los problemas del mundo se veían desanimados. Los que más críticas recibieron fueron los banqueros. Con la crisis de las hipotecas de alto riesgo, los desastres en muchas instituciones financieras y el debilitamiento de los mercados de valores como telón de fondo, estos "maestros del universo" parecían menos omniscientes que hace muy poco. Los banqueros no fueron los únicos que recibieron reproches en Davos este año, también las instancias que los regulan -los bancos centrales.

Quienquiera que asista a las conferencias internacionales está acostumbrado a escuchar los sermones que los estadounidenses dan a todos los demás sobre la transparencia. Todavía hubo algo de eso en Davos. Yo escuché a los mismos de siempre hablar hasta el cansancio de la necesidad de transparencia en lo que respecta a los fondos de riqueza soberana (aunque no se mencionaron los fondos de cobertura de riesgos europeos o estadounidenses).

Pero en esta ocasión, los países en desarrollo no pudieron resistir la tentación de resaltar la hipocresía de tales sermones. Incluso hubo algo de schadenfreude en el ambiente por los problemas que vive EU -aunque el regocijo fue moderado, por supuesto, por las preocupaciones sobre el impacto de ese deterioro en sus propias economías.

¿Realmente EU le había dicho a los demás que invitaran a los bancos estadounidenses para que les enseñaran a hacer su trabajo? ¿Realmente EU había hecho alarde de sus sistemas superiores de gestión del riesgo, al punto de desarrollar un nuevo sistema regulador (denominado Basle II)? El Basle II ha muerto -por lo menos mientras se olvidan los recuerdos del desastre actual.

Los banqueros -y las agencias calificadoras- creían en la alquimia financiera. Pensaron que las innovaciones financieras podían convertir las hipotecas malas en títulos sanos merecedores de una calificación AAA. Pero una de las lecciones de la teoría financiera moderna es que en los mercados que funcionan bien, cambiar la apariencia de los riesgos no es suficiente. Si conocemos el precio de la crema y el de la leche descremada, podremos calcular el precio de la leche con uno por ciento, 2 por ciento o 4 por ciento de crema. Puede ser que se obtenga algo de dinero con el cambio de apariencia, pero no los miles de millones que los bancos obtuvieron al disfrazar las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR