Juan Villoro / En el túnel

AutorJuan Villoro

El poeta Luis Miguel Aguilar ha dicho que México destaca en actividades de soledad y sufrimiento, como la caminata, el box y la literatura.

La comparación del olimpismo con el arte aflora cada cuatro años, entre otras cosas porque en la Grecia clásica la poesía formaba parte del cotejo (uno de los mayores premios era un poema). En sus Olímpicas, Píndaro retrató el esfuerzo para llegar a la victoria y el desconcierto existencial de quien compite contra sí mismo: "En algo nos acercamos a los Inmortales, sea en nuestro gran espíritu, sea por naturaleza, aunque ni durante el día ni en la noche sabemos (...) hacia qué meta nos prescribió correr el Destino".

En temporada olímpica desviamos la vista a los médicos, científicos y artistas mexicanos que merecerían medallas y nos decepcionamos de los atletas que no suben al podio. Cuando alguno lo hace, nos enteramos de las dramáticas condiciones en que se preparó y que Fabrizio Mejía Madrid resume de este modo: "No teníamos ni para comer. Mi mamá había muerto dos días antes. Nunca tuve apoyo y me entrené cargando muebles en las mudanzas de mis primas".

Nuestro deporte es un desastre de tal naturaleza que sus principales logros están fuera de las canchas. Si un atleta gana una medalla, quiere ser diputado.

En 2008, después de ganar ocho veces el oro en Pekín, Michael Phelps enfrentó la acostumbrada pregunta acerca de su futuro: "Voy a entrenar para la próxima Olimpiada", anunció. A la fecha, lleva más medallas de oro que todas las de México.

Crónica publicó el miércoles el dinero que las federaciones dan a sus deportistas ganadores. Singapur encabeza la lista con 753 mil dólares. México está en el primer lugar de América con 166 mil. Estados Unidos paga 25 mil y el anfitrión, Brasil, 11 mil.

Se dirá que México promete mucho por la entrañable paradoja de que sabe que ganará poco. Pero las auténticas metas de los atletas están en otra parte. Antes de concluir su participación en clavados, Rommel Pacheco expresó su deseo de gobernar Yucatán. Muchos otros han entendido el deporte como un trampolín a la política. La velocista Ana Gabriela Guevara fue funcionaria del gobierno de la ciudad y senadora; el corredor Alejandro Cárdenas fungió como directivo en el Instituto Veracruzano del Deporte; Fernando Platas, medallista en Sydney, fue candidato a diputado, aspiración que sí lograron los campeones de taekwondo Víctor Estrada...

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