Una judía muy cristiana

AutorGuadalupe Loaeza

Muchos cristianos la han venerado como una cristiana no canonizada. Exegetas de varias creencias religiosas, o de ninguna, han escrito volúmenes sobre sus meditaciones místicas. El escritor francés André Gide declaró que era "la escritora más espiritual del siglo XX".

Albert Camus la llamó "el único gran espíritu de nuestra era". Hasta que murió, en 1943, sólo había publicado algunos artículos sobre cuestiones políticas y sociales y algunos ensayos sobre temas literarios incluyendo uno sobre La Ilíada. La mayor parte de sus trabajos, los escritos religiosos, quedaron en forma de manuscritos, notas y cartas. Prácticamente desconocida, no fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial que sus amigos comenzaron a editar sus escritos. El teólogo Gustave Thibon coleccionó y publicó algunos de ellos. Desde entonces, Simone Weil ha atraído la atención de muchos literatos, filósofos, teólogos y sociólogos. Según su biógrafa, Francine du Plessix Gray, el Papa Pablo VI declaró que había sido, junto con Pascal y Bernanos, una de las tres personas con la influencia más importante en su desarrollo intelectual. Según la crítica literaria Jillian Becker la única razón por la cual Weil no fue ni podrá ser canonizada es porque no fue bautizada. "Rechazó el bautizo en varias ocasiones, aun en su lecho de muerte. Sin embargo, siempre se consideró como una verdadera cristiana".

¿Quién era esta mujer que, según sus admiradores y discípulos, pudo haber sido Santa Simone? Simone Adolphine Weil nació en París, el 3 de febrero de 1909, ella y su hermano mayor eran hijos de Bernard y Selma Weil, que pertenecían a esa clase internacional de burgueses judíos cultivados que se consideraban más herederos de la Ilustración que de la ley de Moisés o supervivientes de la Inquisición y del ghetto. No dejaban, sin embargo, de observar ciertas tradiciones, por respeto a los abuelos, como asistir a celebraciones rituales. Lo único típicamente judío que practicaban era la importancia que le daban a la alta cultura moral y la educación intelectual de sus hijos. Era inteligente y sus padres gozaban de una situación económica privilegiada. La mandaron a estupendas escuelas. En 1925, concluyó su bachillerato y ese mismo año asistió al Liceo Henri IV, en donde tuvo como profesor al filósofo Alain, quien descubrió que su alumna tenía un genio filosófico. A los 19 años, ingresó con la calificación más alta a la Ecole Normale Supérieure. Se graduó a los 22 años y comenzó su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR