Julia Carabias / Disminuir los impactos

AutorJulia Carabias

La presente administración se estrenó, en menos de un año, con dramáticos episodios de inundaciones y deslaves que nuevamente cimbraron al país. La respuesta nacional, como en otras ocasiones, se reflejó en una enorme solidaridad de la sociedad y en la movilización de las estructuras de gobierno para atender la emergencia. Debido a que las amenazas naturales son cada vez más recurrentes, es obligatorio revisar y fortalecer las capacidades nacionales para disminuir sus impactos.

Las amenazas naturales son fenómenos hidrometeorológicos extremos (sequías, tormentas tropicales, huracanes, olas de calor o de frío) que forman parte del funcionamiento natural de la atmósfera y del ciclo hidrológico. Varían en intensidad y frecuencia según la variabilidad climática que ocurre entre distintos años, características que se están agudizando como consecuencia del cambio climático antropogénico.

La probabilidad de que una comunidad, expuesta a una amenaza natural, sufra daños humanos y materiales depende de su vulnerabilidad, es decir, de la fragilidad de su infraestructura, de las actividades productivas, del sistema de alerta temprana, del desarrollo político institucional, de las condiciones de su entorno natural. La combinación de la amenaza natural con la vulnerabilidad produce el riesgo. Se estima que 27 millones de mexicanos viven en condiciones de riesgo.

La magnitud de los impactos de estos fenómenos naturales está vinculada con la pobreza, la desigualdad y la justicia social. Sobre los fenómenos naturales no es posible incidir, pero sí se pueden reducir sus impactos negativos con planeación y políticas sociales eficientes para disminuir la vulnerabilidad e incrementar la capacidad de recuperación de los sistemas de los que depende el bienestar de las poblaciones. En eso consiste la implementación de una estrategia de adaptación al cambio climático.

Los multimillonarios costos que han provocado estos desastres son el principal llamado de atención sobre la necesidad de prevenir. No hay política social que aguante este ritmo de desastres. Se avanza lentamente en la mejoría de los servicios de las poblaciones, en su infraestructura escolar y de salud, en la pavimentación y vivienda y, en unas pocas horas, estos progresos desaparecen. Luego, volver a empezar. Se ha dicho muchas veces que cada vez será peor, no sólo por el cambio climático, sino también por el crecimiento de la población y, sobre todo, por el crecimiento desordenado y en zonas de...

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