Laurie Freeman / Impunidad en Ciudad Juárez

AutorLaurie Freeman

Al atardecer en Anapra, el desértico barrio adyacente a la reja que divide Ciudad Juárez de Estados Unidos, se pueden ver las luces de El Paso, Texas. Estas son un recuerdo constante del sueño americano, siempre tan cerca, y sin embargo fuera de alcance.

Para aquellos que están al sur de la reja, atrapados en Anapra y en otros barrios empobrecidos de Ciudad Juárez, la vida cotidiana se convierte en pesadilla, sobre todo para las familias que han perdido a sus hijas en los crueles asesinatos de casi 400 niñas y mujeres desde 1993.

En varios casos, las víctimas fueron secuestradas por desconocidos, luego violadas, estranguladas y finalmente arrojadas en los arenosos cerros de las afueras de la ciudad, o en los lotes vacíos del centro. En muchos otros, fueron asesinadas por sus novios o maridos.

Lo que une a estas tristes historias no es necesariamente un asesino en común, sino una vida parecida y una muerte sin solución. Las víctimas nacieron en la pobreza, trabajaron para mejorar sus vidas y, después de haber sido brutalmente asesinadas, se les negó justicia.

¿Por qué se ha permitido que cientos de asesinatos de mujeres permanezcan sin castigo?

He ido a Ciudad Juárez en distintas ocasiones buscando la respuesta. Aprendí que estos femicidios suceden por diferentes razones, pero que su impunidad puede ser atribuida, en gran medida, a la propagación de la corrupción de la mano del próspero tráfico de drogas.

Puede ser que los traficantes no sean directamente responsables de estos asesinatos, pero el tráfico de drogas sí lo es.

Como un huracán, la droga pasa por Ciudad Juárez, diezmando las instituciones y dejando como secuela violencia y corrupción. El narcotráfico ha corrompido tan a fondo las instituciones policiacas y judiciales que éstas en vez de investigar los asesinatos de mujeres prefieren hacerse de la vista gorda.

Una de dos: o están protegiendo a los asesinos, o están demasiado ocupadas con sus propias actividades ilícitas. O ambas.

La colaboración entre la policía y los narcotraficantes, expuesta con tanta regularidad, ya ni siquiera apantalla. Cuando dos cadáveres fueron desenterrados del patio de una casa de clase media en enero pasado, nadie se sorprendió al descubrir que los asesinos eran un grupo de policías ligado al cártel de Juárez.

Los expertos lamentan que la corrupción de drogas se haya propagado por todo el sistema de justicia del estado de Chihuahua, desde el policía que extorsiona a los vendedores del narcomenudeo en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR