La República de las Letras

AutorHumberto Musacchio

El abandono de los murales de Anguiano

Los murales que ejecutó Raúl Anguiano en el Centro Escolar Revolución están en el abandono. Pero no sólo los del artista jalisciense, sino también, como informó Reforma, los de Aurora Reyes, Everardo Ramírez, Gonzalo de la Paz Pérez, Antonio Gutiérrez y el colombiano Ignacio Gómez Jaramillo. Habría que agregar los vitrales de Fermín Revueltas, lo más valioso de ese conjunto que pide a gritos una buena limpieza y una restauración cuidadosa después de 70 años de deterioro. El inmueble pertenece al Distrito Federal y ofrece una buena ocasión para que Marcelo Ebrard, si llega al gobierno capitalino, cumpla la promesa que le hizo a la ahora viuda de Anguiano de hacer en ese sitio un museo. Podría ser parte del interesante proyecto cultural que anunció ante las opulentas señoras que integran el patronato del Museo de Arte Popular, proyecto que incluye contar con un canal de televisión y una estación de radio (legalmente el GDF cuenta con una frecuencia), no cometer el disparate de unir educación y cultura en una sola secretaría, "ganar mil espacios públicos para la cultura", fomentar "microindustrias culturales" en beneficio de jóvenes, mujeres, artesanos e indígenas; echar a andar un programa editorial masivo, teatro comunitario y cinco "Fábricas de Artes y Oficios" o Faros como el de Oriente, entre otros planes que, de concretarse, resultarán altamente plausibles, en contraste con la miseria en que ahora se debate el Gobierno de la Ciudad en materia cultural.

Los cambios de Belén de las Mochas

En el siglo XVII los mercedarios edificaron el monasterio de Belén de los Padres, del que sólo sobrevive la iglesia de las Merceditas, en la Chapultepec y Luis Moya. Un segundo monasterio para la rama femenina de la orden se construyó hacia 1678 y fue remozado en 1735, cuando se erigió una capilla de las Ánimas. Ahí estuvo después el Colegio de Belén de las Mochas, hospicio para mujeres construido en 1684 por iniciativa de Domingo Pérez de Barcia y reedificado en 1690, el que contó con un oratorio desde el siglo XVII, con una casa de ejercicios desde 1808 y fue sede de las monjas de Santa Brígida, las que fueron exclaustradas durante la Reforma. En 1862 el edificio fue transformado en prisión nacional. Ahí fueron llevados los presos de la cárcel de la ciudad y los reclusos de la ex Acordada. Cientos de presos comunes y políticos fueron recluidos en ese lugar durante la República Restaurada y el porfiriato. Dejó de...

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