Letrasdistantes

AutorAna María Machado

Cuando era niña, el poeta Alfonso Reyes fue embajador de México en Brasil e hizo muchos amigos. En compañía de mi padre -que era periodista- fui una vez a su casa. Las impresiones que guardo de esa visita son extremadamente personales e infantiles: un hombre simpático en una casa linda, con un bello jardín situado en un terreno triangular a la orilla de la Laguna Rodrigo de Freitas, en Río de Janeiro. No obstante, muchos intelectuales de la generación de mis padres tuvieron una convivencia intensa y cordial con Reyes y comenzaron a conocer bastante a los escritores mexicanos (de la época o a los clásicos) y sus obras. Fue en aquel entonces cuando se plantaron las semillas de varias traducciones de poemas mexicanos hechas en la década de los 50, sobre todo aquellas realizadas por el gran poeta brasileño Manuel Bandeira. Fue también a partir de relaciones personales, a través de un conocimiento directo en el exilio en las décadas de los 30 y los 40, en viajes y congresos, cuando escritores brasileños vinculados al partido comunista, conocieron a los grandes pintores muralistas de México, así como a varios poetas y novelistas mexicanos. Hace poco, en una comida con Zelia Gattai y el hijo de Juan Rulfo en Porto Alegre, Gattai nos platicaba de sus recuerdos de cuando conoció al padre de éste en compañía de Jorge Amado.

Creo, por lo tanto, que el segundo momento de esas relaciones entre escritores de México y de Brasil se dio realmente entre la década de los años 50 y la de los 60. Una vez más, el cambio se dio gracias a una acción de influencia personal de un individuo de fuerte personalidad, en un cargo diplomático. Esta vez, fue un escritor brasileño en México -el novelista gaucho, de la provincia de Río Grande do Sul, Vianna Moog, que ejerció el cargo de agregado cultural en nuestra embajada. No sé qué relaciones personales habrá cultivado entre los mexicanos. Pero, además de haber escrito acerca del país donde vivía -especialmente una novela que lleva como título el nombre de su protagonista, "Toia"-, ese tiempo de Vianna Moog en México atrajo la visita de su mejor amigo, el novelista Erico Veríssimo. El resultado fue la escritura de un libro profundamente apasionado por el país, por los mexicanos, por su cultura: México: Historia de un viaje, obra que incluye siete largas conversaciones con José Vasconcelos y que acabó por ser una guía amorosa para todo aquel brasileño que quisiera conocer al país hermano.

Después de haber leído ese libro...

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