Más sombras que luces

AutorMartha Martínez

Con la prepotencia de quienes se saben protegidos por el poder, un grupo de encapuchados se presentó en la celda de Eustacio Yáñez, lo condujo a un cuarto oscuro del penal y lo torturaron durante horas ante el silencio del personal de custodia.

El objetivo era hacerlo confesar el nombre de la persona que, según los encapuchados, lo había enviado a matar al gobernador de Querétaro. El 2 de diciembre del 2001, Eustacio, un obrero de 48 años de edad, había chocado contra un convoy de motociclistas en el que viajaba Ignacio Loyola, quien lo hostigó acusándolo de atentar contra su vida.

En marzo del 2002, la Comisión de Derechos Humanos del estado aseguró que se había tratado de un accidente y emitió una recomendación en la que pidió el cese de tres funcionarios del gobierno estatal, tras confirmar que Yáñez había sido torturado.

Meses después, el ombudsman nacional, José Luis Soberanes, reconoció al gobernador panista por "poner a Querétaro a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos".

Quienes lo conocen, aseguran que el episodio describe al hombre que ha estado al frente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos desde 1999: un jurista a quien su afán por conseguir simpatías y voluntades de gobernadores, funcionarios, empresarios y del presidente de la República lo lleva a contradecirse constantemente no sólo en el discurso, también en su actuación.

Parcialidad y contradicciones

La intervención de Soberanes en algunos casos de trascendencia parecen confirmarlo. En 2006 acusó a la Procuraduría General de la República de encubrir a torturadores; meses más tarde se alió con su titular, Eduardo Medina Mora, para presentar un recurso de inconstitucionalidad en contra de la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

Un año después, mientras hacía declaraciones sobre la gravedad de las violaciones cometidas en Oaxaca durante el movimiento magisterial del 2006, ex legisladores federales presentaban ante la PGR una denuncia en su contra por adelantar a la Secretaría de Gobernación los resultados del Informe Especial del caso.

Susana Thalía Pedroza ex segunda visitadora de la CNDH describe la parcialidad del ombudsman: "traté de que fuera una persona neutral, imparcial, y que tuviese la estima por parte de la opinión pública, porque en ese momento no había autonomía e imparcialidad y no tenía la estima de la gente".

Pedroza renunció al organismo en 2008 por solicitud expresa del Colegio de Visitadores, luego de que se negara a firmar una carta en contra del ex ombudsman Jorge Carpizo, con quien Soberanes tiene públicas diferencias.

Juan Carlos Gutiérrez, director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, señala que, a 10 años de distancia, las organizaciones civiles siguen preguntándose ¿a qué intereses sirve el ombudsman nacional?, pues ha sido igualmente tibio ante violaciones cometidas por panistas en Guadalajara, que por priistas en Oaxaca.

Para ex colaboradores del presidente de...

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