David Maawad: Extrae de las minas su narrativa visual

AutorHéctor León

Con una narrativa visual lograda a través de dos décadas y denominada Historia gráfica de la minería, el fotógrafo oaxaqueño de origen libanés David Maawad recibió en mayo la beca de la Mother Jones International Fund for Documentary Photography, con sede en San Francisco y que consiste en un premio de 7 mil dólares y la exposición de su obra.

Actualmente, el fotógrafo mexicano expone en Ansel Adams Center, la galería más importante de San Francisco.

Varios periodistas de San Francisco preguntaron a Maawad que cómo lograba que sus fotos parecieran de principios de siglo.

Maawad esbozó una sonrisa, y acertó: "No hay truco, así viven los mineros en México a principio del nuevo milenio".

Ahora retoma aquella pregunta en la tranquilidad de su estudio en Pachuca, y piensa que la respuesta debió ser: "Así vivieron a finales del Siglo 19 y así viven a principios de la nueva centuria: el tiempo está detenido en aquellas minas".

Fotógrafo, fotodocumentalista, editor de libros de arte, curador, diseñador, pionero en la fotografía minera, impulsor de la instalación del Archivo Casasola y de la Fototeca del INAH, de Pachuca, Maawad mantiene uno de los currículums más completos y deslumbrantes entre los fotógrafos mexicanos de la segunda mitad del siglo.

Con un archivo compuesto por 12 mil imágenes, el fotógrafo se ha dado a la tarea de registrar la vida de los mineros, el vía crucis de las familias de una industria venida a menos, pero que, en su momento, fue pilar en la formación social del México antiguo y reciente.

Desde el encierro de la cueva, habla la fotografía, la iconografía de Maawad. La penumbra, el dolor de la pérdida, la preciosidad, paradójicamente, del bello y áspero paisaje, y el encierro de la piedra, así como la huella que a través del tiempo ha dejado el hombre en su ambiciosa búsqueda por extraer de las venas de la tierra una simiente llamada metal brillante: lo útil.

Historiador gráfico

En 1977, llegó Maawad a Pachuca, donde se incorporó al equipo que daría vida a la organización del Archivo Casasola, y que posteriormente se convirtió en la Fototeca del INAH. Entonces se inclinaba por una foto "esteticista, de autor", aquella que técnicamente fuera perfecta: una foto de nivel medio, una foto que flotara entre lo comercial y la vanguardia.

Una idea que entonces varios fotógrafos mantenían, sobre todo aquellos que se convertirían en el grupo de los "cinco" y que fueron los pilares de la foto documental y del nuevo fotoperiodismo...

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