Marketer / Un roto para un descosido

AutorHoracio M. Marchand

Y su vida tomó un giro sorprendente: hombres desde 35 años en adelante respondieron a este aviso tan directo. La señora decidió escribir un libro sobre sus aventuras.

Todavía no leo su libro y no estoy seguro de querer leer detalles sobre el tema, pero hay que reconocerle a la señora valor. Igual y sus ambiciones podrían haber sido un poco más "elevadas": conocer artistas, intercambiar diálogos profundos con filósofos, o ayudar a la gente necesitada; pero ella tenía claro su objetivo y cada quién. De seguro se divirtió a lo grande.

Demanda y oferta.

Hace unos años un buen amigo que en la actualidad trabaja en Nueva York, quería hacer su maestría en la Universidad de Northwestern. Un problema: no tenía dinero. Aplicó a diversas organizaciones para obtener beca, hizo lo que pudo vía métodos tradicionales y frustrado, decidió publicar un aviso de ocasión en Los Angeles Times: "mexicano busca quién le ayude a financiar su maestría en Estados Unidos".

Respondieron tres personas y una obtuvo la oportunidad de pagarle sus estudios. Era una señora de edad (no la misma con la que empezó esta columna) que tenía dinero, un buen corazón y prácticamente sin parientes. Ella quería hacer una diferencia en la vida de alguien, y ese aviso de ocasión que místicamente apareció una mañana de lectura con café en mano, fue la respuesta.

Esta señora norteamericana además acabó por convertirse un una gran amiga de la madre de mi amigo: viajaban juntas, se recibían mutuamente en sus casas y charlaban las horas.

Terminó la maestría y llegó la boda. Vino la señora a México como testigo de honor. Al llegar al salón me la señalaron: de complexión robusta, rubia, de pelo corto y con una gran sonrisa. Me saludó efusivamente. Yo le di un beso en la mejilla como agradeciéndole o algo así. No era para menos.

Demanda y oferta.

Cuando una demanda se empata con una oferta el precio parece pasar a segundo término; aunque nunca deja de contar y al final se convierte en parte de la transacción, lo importante es encontrar un satisfactor que llene el hueco.

E-Bay se ha convertido en parte de la cultura occidental. Es el gran mercado de los Domingos o el de las Plazas de centros urbanos de grandes capitales, pero traducido a internet. Se vende y se compra de todo, de lo más raro, extraño, loco, degenerado, hasta lo más tierno, romántico y único.

Para todo hay mercado y los avisos de ocasión son un deleite para psicólogos, evolucionistas, y comunicólogos (números telefónicos omitidos...

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