Matan bosques y después huyen

AutorIván Sosa

Talamontes identificados como vecinos del municipio de Huitzilac, en el estado de Morelos, suelen traspasar la cercana frontera con el Distrito Federal para, en forma veloz y furtiva, tumbar árboles de los bosques de Topilejo, trozarlos y llevarlos a aserraderos clandestinos.

En el silencio de los montes, cuando comienza a atardecer y saben que retenes e inspectores han relajado la vigilancia en carreteras y montañas, los talamontes actúan con la destreza propia de la experiencia.

"Han aprovechado muy bien la coyuntura y en los últimos 15 días, después de las elecciones y cuando saben que todo el personal de vigilancia se concentró en el conflicto de Xalatlaco, no sólo gente de Hutzilac, también del mismo Distrito Federal y de la misma comunidad de Topilejo, de Parres y San Miguel y Santo Tomás Ajusco, tumbaron por lo menos 700 árboles", precisó Rubén Rojas, director de Ecología de Tlalpan.

Mientras algunos talamontes vigilan en los cuatro puntos cardinales la probable presencia de guardias forestales o campesinos, otros derrumban los árboles, los cortan en trozos transportables y acomodan en los camiones para escapar en operaciones fugaces, bien organizadas, resguardadas por personal armado.

El organismo liquidador de Ferrocarriles Nacionales de México les hizo un favor, pues al retirar rieles y durmientes para venderlos como acero recuperable, convirtió desde hace nueve meses lo que era la vía del tren en un accesible camino que, sin necesidad de tomar la carretera vigilada, les permite trasladarse en 20 minutos de los parajes de Topilejo a Huitzilac.

"Sabemos quiénes son, en qué aserraderos de Huitzilac y de otros municipios procesan la madera y aunque estamos dispuestos a defender nuestros recursos como sea, esta vez preferimos avisar a las autoridades para que tomen cartas en el asunto", advirtió el comunero Fernando Reza.

Ayer, personal de la dirección general de Ecología de Tlalpan y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó un operativo para asegurar los troncos trozados que todavía no se llevaban. Avisados por los comuneros, sorprendieron a lo lejos a dos talamontes que cortaban para más tarde recoger los trozos, pero no lograron capturarlos.

"Operan como narcotraficantes, son bandas organizadas a las que les pegamos cuando están en el corte, en el transporte, en el procesamiento en los aserraderos y la comercialización en las madererías", aseguró el inspector de la Profepa, Saúl Colín.

Unos 15 minutos...

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