Miedo al futuro

AutorRafael Aviña

Hacia 1948, en plena posguerra, George Orwell escribió la historia de corte futurista 1984, que anticipaba el terror claustrofóbico de un estado policiaco y vigilante, capaz de adueñarse de la vida y las mentes de sus ciudadanos, observados al detalle por el Gran Hermano.

Justo el año de 1984, Michael Radford realizaba una notable versión cinematográfica -posterior a la de 1955-, con John Hurt como burócrata del Ministerio de la Verdad y títere de un sistema totalitario acosado por un despiadado Richard Burton cuando se enamora de una jovencita.

El horror al futuro, los peligros de la vigilancia extrema y patológica, la humanidad amenazada y el amor como salvación han estado presentes en el cine desde décadas atrás, como la visión de un futuro amenazante.

Pasarían muchos años más para que las realidades de 1984 se hicieran palpables en reality shows, sin alcanzar, por supuesto, la claustrofobia obsesiva planteada en ésta y en otra película similar, Brazil (Terry Gilliam, 1984). Algo parecido ocurriría con 1997. Escape de Nueva York (John Carpenter, 1981), con el carismático reo tuerto Snake Plissken (Kurt Russell); afortunadamente, llegó 1997 y Manhattan, aún ahora, sigue sin transformarse en una gran prisión de alta seguridad.

Lo mismo sucedió con 2001: Odisea del espacio (1968), nihilista visión de un futuro cercano, caótico e insensible.

Stanley Kubrick, de manera muy adelantada y a partir de un relato de Arthur C. Clarke, adaptado por ambos, plantearía una oscura visión de la humanidad con varios de los tópicos que hoy en día dominan las pantallas, como lo sería la soledad del hombre en el vasto espacio del universo -Gravedad, del mexicano Alfonso Cuarón, por ejemplo-, o el poder tiránico de la tecnología, como lo muestra esa máquina subversiva y sicópata: Hall 9000, igual que los replicantes de Blade Runner (Ridley Scott, 1982), los robots aniquiladores de la saga de Terminator iniciada por James Cameron, el cinismo tecnológico de I.A. Inteligencia artificial (Steven Spielberg, 2001), o los agresivos autómatas de Yo Robot (Alex Proyas, 2004). Máquinas pensantes y perversas que conviven con los seres humanos en un mundo inhóspito.

Y hay más ejemplos. En El mensajero (1997), dirigida y protagonizada por Kevin Costner y ubicada en el año 2013, es decir hoy, el mundo se encuentra colapsado por una gran guerra universal.

La tecnología doméstica y laboral ha sido abolida y los sobrevivientes se encuentran aislados y divididos en diversas...

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