Muere Santiago; Oaxaca, de luto

AutorOscar Cid de León

Mientras Oaxaca celebraba ayer el inicio de las festividades del Lunes del Cerro, moría uno de sus maestros: Alejandro Santiago.

Dentro del escenario de la plástica oaxaqueña era uno de los exponentes más destacados.

Una de sus obras más emblemáticas fue su instalación de esculturas 2501 migrantes, montada en 2007 en el Parque Fundidora de Monterrey como parte del Forum Universal de las Culturas.

Nació en 1964 en la comunidad de Teococuilco de Marcos Pérez, en la Sierra Norte del Estado. Al morir tenía 49 años.

"Además de un gran artista, fue un promotor cultural de las nuevas generaciones, lo cual agrava en mucho su ausencia", destacó ayer en entrevista Emilio de Leo, Secretario de las Culturas y Artes de Oaxaca.

Se refería, sobre todo, a su labor como proyectista de espacios comunitarios que permitían a los jóvenes perfeccionarse en las artes visuales.

Esos espacios fueron La Telaraña, que el artista fundó en la Colonia Alemán, en las inmediaciones del Centro de Oaxaca, y La Calera, ubicada en el Ex Marquesado.

"Junto a Francisco Toledo, Alejandro Santiago fue uno de los pintores más comprometidos con su sociedad", recordó su amigo y colega Alejandro Echeverría. "Su trabajo no se reducía a su creación, sino que con él generaba cosas en beneficio de su comunidad".

Estaba incluso planeando la creación de un tercer centro comunitario en El Zopilote, un rancho que poseía en Sulchiquitongo, a 30 kilómetros de la capital.

En el plano artístico, era un hombre apasionado, consideró quien fue su galerista en la Ciudad de México, Rodrigo Borrás, de Ethra.

"El arte de Santiago era como él mismo: pura pasión y entrega total. Su obra siempre estuvo cargada de sus inquietudes. Era un luchador social y defensor de los necesitados", contó Borrás.

Santiago, quien padecía diabetes, fue velado con música de banda en La Telaraña tras fallecer a las 7:00 del lunes de un infarto fulminante. Se dieron allí cita sus familiares y miembros de la comunidad cultural del Estado.

La despedida fue una fiesta porque en Oaxaca a los muertos se les celebra. Había mezcal, "el gran platicador", como su colega Demián Flores recuerda que le decía Santiago a la bebida.

Flores evoca al Santiago "profundo", en el sentido de que supo dialogar con sus raíces y su esencia.

Era un hombre sencillo, lo cual se reflejaba en su aspecto, del cual destacaba su ropa de manta.

Flavio Sosa, el...

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