Noche y Día / Los años con y sin Salvador Novo

AutorSergio González Rodríguez

Desde la muerte de Salvador Novo (1904-1974), treinta años atrás, la vida cotidiana cambió tanto como no lo había hecho a lo largo del trayecto vital del propio cronista. En particular, por la revolución tecnológica que popularizó el uso de las computadoras y la influencia de la pantalla en sus múltiples formas en tanto instrumento que desplaza a la letra de la centralidad de los procesos culturales. En adelante, la imagen y los productos audiovisuales se desplazarán del puro reino del espectáculo y la industria del entretenimiento hasta convertirse en el eje de la cultura: el año en que fallece el autor de Nueva grandeza mexicana se inventa la primera computadora personal Apple, que un par de años después será comercializada a precios asequibles.

Toda la existencia profesional de Salvador Novo estuvo ligada al teclado y a las fotografías. El recordaba su cercanía precoz con las imágenes, cuando en una representación escolar posó gustoso para una fotografía en traje de época que algún diario porfiriano reprodujo. En contraste paradójico, pocos días antes de morir huía de la cámara televisiva que lo persiguió hasta su cuarto de hospital: levantaba la sábana para cubrir su rostro enflaquecido, casi irreconocible sin la dentadura postiza, ausente de su calva el colorido peluquín. El hombre que disfrutó del juego de las apariencias se encontraba con su verdadero rostro frente al espejo cruel de la televisora, el medio comunicativo del que fue teórico inicial y fundador.

El precursor de la pantalla chica que fue Salvador Novo provino de sus tareas como guionista de cine, por ejemplo, en El signo de la muerte de Chano Urueta, de la publicidad, donde se vincula con Juan Sánchez Navarro y Augusto Elías, y de la radio, en la que sostuvo diversos programas de diálogos, cuyo estudio está pendiente. A finales de los años sesenta y principios de los setenta, su rostro era familiar para los televidentes gracias a sus comentarios sobre temas urbanos o de la historia de México. Fue uno de los primeros intelectuales mexicanos en entregarse al estilo mediático de ejercer el uso de la palabra.

Figura de sol y de sombra, Salvador Novo atraviesa por el siglo 20 como un protagonista mayor, temido, querido y admirado en forma alterna por su ironía cáustica, por su pluma aguda, por su capacidad de vituperio. En 1964, comentaba que solía escribir muchas cosas a mano, con un lapicero "delgado, de punta fina". Trazaba así una metáfora de su escritura, que fundió el...

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