Oasis prehistórico

AutorFlorencia Podestá

México, como pocos países, es pródigo en paisajes naturales asombrosos. Cuatro Ciénegas, una maravilla "descubierta" al mundo por una edición de National Geographic en 1995, desconcierta incluso a quienes se crean más versados en cuestiones de ecosistemas desérticos.

Acaso más que los espacios y los cielos infinitos, en el desierto fascinan los pequeños detalles; ligeras variaciones en la luz, una serpiente de lomo gris y panza amarilla como yema de huevo, plantas rudas que crecen en los suelos más improbables, flores de cactus, siempre con diseños fantásticos como flora submarina.

El valle Cuatro Ciénegas, en Coahuila, guarda un tesoro insólito que lo hace único: entre dunas espectaculares y arenas blancas se encuentran, diseminadas como diamantes secretos, más de 400 pozas de agua cristalina alimentadas por torrentes subterráneos.

Se calcula que el terreno que ocupan las pozas se abrió por primera vez al mar en el periodo Jurásico, y que se cerró hace 90 millones de años debido a movimientos geológicos. Como consecuencia, quedaron allí "atrapadas con vida" en las pozas, sin ningún tipo de alteración, las criaturas que poblaban los mares de la tierra en aquellos tiempos.

El aislamiento geográfico del valle, cercado por las Sierras de la Madera, de la Fragua y de San Marcos y Pinos, protegió eficazmente este ecosistema único y le permitió evolucionar de manera independiente del resto del planeta.

Los científicos del mundo consideran a Cuatro Ciénagas, o CC, como también se le conoce, un "laboratorio vivo" de importancia equivalente a las Islas Galápagos. Allí se han encontrado verdaderos fósiles vivientes que permiten estudiar los orígenes de la vida en la Tierra.

El mismo aislamiento también originó más de 60 especies animales endémicas, más que ningún otro sitio en norteamérica. Por todo ello, en 1994 las 184 mil hectáreas del valle de Cuatro Ciénegas fueron declaradas Área Natural Protegida por el gobierno mexicano.

Visiones caribeñas

Para entrar al valle hay que seguir la ruta que penetra en la sierra por un corredor árido y misterioso. Cuando emergemos de las montañas estamos en una planicie blanca, donde la luz del sol se multiplica.

Podríamos confundirlo con una salina, si no fuera por las diferentes especies de cactus que animan el valle. Pero no es sal, sino un alto componente de yeso lo que da el blanco rutilante a esta tierra.

Nos hospedamos en la histórica ciudad de Cuatro Ciénegas de Carranza, lugar de nacimiento de Venustiano...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR