Ondea el FIC bandera gay

AutorOscar Cid de León

Guanajuato, una de las ciudades más conservadoras del País, se abre a las artes escénicas homoeróticas.

Quien lleva la bandera es José Rivera Moya, coreógrafo que con su compañía La Cebra Danza Gay participará por primera vez en el próximo Festival Internacional Cervantino (FIC), a desarrollarse del 12 al 30 de octubre.

El artista, quien antes buscó participar en el festival, en 2008, pero fue ignorado, celebra ahora la inclusión. "Me parece un acierto por parte del actual Cervantino la apertura a una propuesta como La Cebra Danza Gay, que es tan directa, que ha sido tan precisa en sus temáticas, ante la que nadie tiene duda que se tocan temas homoeróticos, gays, y se presentan desnudos; que habla de la lucha contra el sida, de la homofobia, de la discriminación, que presenta escenas muy violentas. Es un acierto llamar a una compañía como la nuestra", apunta Rivera Moya en entrevista.

La presentación de la compañía, a llevarse a cabo el 20 y 21 de octubre en el Teatro Principal, podría entenderse como una afrenta al conservadurismo de Guanajuato, pero el también bailarín prefiere pensar que se encontrarán ante un público como muchos. "Guanajuato, además, deja de ser Guanajuato cuando es el Cervantino. Creo que el público que va a las funciones es sólo un 20 o 10 por ciento de Guanajuato; es un público diversos, que va de todos lados".

La Cebra, compañía con 15 años de vida que por sus características resulta excepcional en Latinoamérica, prepara para el FIC el estreno mundial de Ganímedes, La danza de las estrellas, pieza inspirada en la constelación que hace referencia al mito griego.

Cuenta Rivera Moya que, cuando era niño, alguien le habló de aquella constelación, donde asoma un pastor adolescente cuya belleza empujó al propio Zeus a raptarlo y llevarlo al Monte Olimpo, donde lo hizo su amante. "Cuando me lo contaron yo quise ser él, y que aquel personaje me raptara como lo raptó a él", recuerda el artista.

En la pieza, los papeles se invierten, pues Rivera Moya, sobre el escenario, es ahora el que le cuenta la historia a un bailarín de 17 años, el más joven de la compañía, quien desde ese momento devendrá en Ganímedes.

"Le voy a dar a la pieza un tratamiento existencialista y personal. No sé si el público se espera ver una...

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