Oscar Levin Coppel/ La hora de los votos

AutorOscar Levin Coppel

Mañana se disiparán todas las dudas y se resolverá la incertidumbre democrática que abrió ésta que es, sin duda, la campaña electoral más reñida de los tiempos modernos del país. Atrás queda la guerra de las encuestas. Es la hora del voto. De ésa que es la acción ciudadana por excelencia depende nuestro futuro. Vale aquí despejar la primera de las interpretaciones torcidas que abundan en el río revuelto del que algunos quisieran ser hábiles pescadores: a nadie conviene que se inhiba la afluencia de la gente a las urnas. La democracia mexicana requiere muchos votos para consolidarse.

Ese es el punto que más interesa en estos momentos. Por las características de nuestro sistema político, por la evolución reformista que ha tenido, gracias a la participación de todas las fuerzas políticas y las más variadas opiniones sociales, el voto debe expresar la multiplicidad de visiones que se tienen que conjugar para mantener la integridad nacional. Desde luego, habrá un vencedor en la contienda. Sin embrago, lo más importante es empezar a preguntarnos cómo se traducirá un escenario de alta competencia en uno nuevo de pluralidad, respeto y convivencia civilizada. No nos resulta fácil. Las pasiones están desbordadas. Eso no necesariamente es una calamidad. No lo es, siempre y cuando podamos hacer fluir toda esa energía social y política acumulada en un muy largo proceso de competencia electoral en un sentido positivo.

De ahí que parezcan contraproducentes las versiones que insistentemente se proponen crearle un espacio lógico a la sublevación y la revuelta electoral. Aquí quisiera detenerme en un recuento que, quizá por formar parte de lo medular, merece ser revisitado. Contamos con instituciones electorales altamente confiables. La piedra angular de esa confiabilidad es su autonomía orgánica e independencia funcional respecto del gobierno y de los partidos involucrados en el proceso. Conviene recordar, también, que los tribunales que estarán encargados de sancionar los resultados han sido producto de un acuerdo unánime de los partidos a través de sus representaciones en el Congreso. A ello se suma el despliegue ciudadano encargado de instalar las casillas. Mañana se realizarán las elecciones más vigiladas y observadas del mundo. La conclusión es muy clara: no existe posibilidad alguna de fraude. No niego que se puedan presentar irregularidades y reclamos. Pero estoy seguro de que serán menores y no influirán en el resultado final de los comicios.

El...

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