¿Pactar o no?

AutorJésica Zermeño

Ningún gobierno en el orbe acepta públicamente que lo ha hecho, pero la opción de establecer negociaciones con el crimen organizado fuera de la ley en los países donde los grupos delincuenciales tienen poder es una tentación constante. La declaración de un ex gobernador priista de Nuevo León, primero, y el llamado del poeta Javier Sicilia, después, han reabierto el debate en México.

Especialistas consultados por Enfoque concuerdan en que pactar para acabar con la violencia no es una opción viable. Sin embargo, reconocen que en algunas zonas del país estos acuerdos se han dado o, simplemente, son impuestos por el crimen organizado.

Edgardo Buscaglia: especialista en delincuencia organizada

'El gobierno ya ha negociado'

La clase política ya ha pactado con el narcotráfico, aunque a nivel local y con pésimos resultados.

Para ver el desastre de lo que implica que el gobierno mexicano pacte con el narcotráfico para reducir la violencia no hay que remontarse a Colombia en los años noventa, hay que voltear los ojos a Tijuana, dice Edgardo Buscaglia, especialista en delincuencia organizada.

"El gobierno federal mexicano, como ya está en una situación de captura de su propia estructura por parte de grupos criminales, ha estado negociando con grupos criminales en Tijuana, por ejemplo, en Baja California, con resultados nefastos, donde se observa una alianza criminal que se ha apoderado de una cierta ración en Baja California", asegura el consultor.

Buscaglia recuerda que los indicios de ese pacto se revelaron en un cable del Consulado de Estados Unidos en Tijuana difundido por WikiLeaks.

Según las fuentes del Consulado, el teniente coronel retirado Julián Leyzaola (secretario de seguridad pública de Tijuana entre diciembre de 2008 y diciembre de 2010) pactó perseguir a Teodoro García Simental, El Teo, con los rivales del capo para pacificar la ciudad.

"De acuerdo con algunos contactos, Leyzaola ha ido tras los aliados de El Teo con tanto entusiasmo porque él hizo un pacto de 'mirar para otro lado' con uno de los rivales de El Teo. Él cree quizá que la única forma de traer paz a la ciudad es combatir a la indisciplinada facción de El Teo en favor de la facción que él cree más discreta en la conducción de sus negocios", se lee en el cable 09TIJUANA732 firmado el 14 de julio de 2009.

El narcotraficante fue detenido en enero de 2010. Sin embargo, los homicidios en la ciudad no disminuyeron ese año. Al contrario, aumentaron. Durante 2010 se registraron en Tijuana 820 muertes violentas, 22 por ciento más que en 2009, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública de Baja California. El 2010 es considerado el segundo año más violento de la década en esa ciudad fronteriza. El primero fue 2008, con 844 asesinatos.

"Lo que ha venido intentando el gobierno mexicano y el gobierno local ha sido justamente el reforzar una alianza criminal liderada por Sinaloa para lograr disminuir los tipos de delitos de alto impacto, y con ese fin llegar a las elecciones de 2012 mostrando algún tipo de mejoría, pero no lo han logrado porque obviamente los demás tipos de delitos organizados, como sucede en Tijuana, aumentan cuando una gran alianza criminal se apodera de una región", explica el director del Centro de Derecho Internacional y Desarrollo Económico de la Universidad de Virginia.

Hoy Leyzaola es secretario de Seguridad Pública de Ciudad Juárez; según el alcalde Héctor Murguía, la decisión fue aprobada por el presidente Felipe Calderón y por el ex embajador estadounidense Carlos Pascual.

Falló en otros países

Buscaglia, profesor del ITAM, asegura que la experiencia internacional indica que la única forma de hacer que la violencia se reduzca es desarrollando una política criminal clara contra la delincuencia organizada, en la que se establezca como prioridad la reducción de la violencia, no estableciendo pactos con los criminales.

"Todo país en los últimos 50 años que ha intentado hacer esto ha caído en manos de gobiernos mafiosos que han visto sus tasas de delincuencia organizada aumentar de manera significativa. Lo que hay que tratar de hacer, como venimos diciendo siempre, es implementar la Convención de Naciones Unidas de Palermo", señala.

Buscaglia señala que en Italia, en los ochenta; en Colombia, en las presidencias de Ernesto Samper y Andrés Pastrana en los años noventa; así como durante la Presidencia de Boris Yeltsin, en Rusia, hubo intentos de establecer pactos para aminorar la violencia. Sin embargo, estos intentos fracasaron y la violencia no cesó.

"Lo que han hecho los países que han logrado contener la delincuencia organizada, porque la delincuencia organizada no desaparece, se contiene, ha sido imponerle reglas del juego a la delincuencia organizada. Es establecer claramente la asignación de recursos humanos a una política criminal, a fiscales para procesar e impulsar causas hacia un tipo de delito más grave que otros tipos de delitos.

"Cuando el Estado posee una política criminal donde claramente establece a qué tipos de delitos le va a asignar mayor importancia en el procesamiento de causas y a qué otros tipos de delitos le va a asignar menos importancia, la delincuencia organizada entiende muy bien el mensaje... A través de él los grupos criminales ajustan sus operaciones a los tipos de delitos de menor riesgo", explica.

Para el especialista, el único camino seguro para reducir el poder de las organizaciones criminales, y por lo tanto inhibir su poder de fuego, es consolidar una reforma judicial, el combate frontal a la corrupción política en todos los niveles (en Colombia e Italia el rol de un Poder Judicial independiente que hiciera contrapeso...

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