Pata de Perro / Un poco de verdad

AutorAlonso Vera

Lo último que quiero al estar de viaje es sentirme en casa. No encuentro razón alguna para comer lo mismo, pensar lo mismo y mucho menos para tener el mismo tipo de experiencias. Los lugares que recuerdo con más cariño son aquellos que me permiten maravillarme de la diversidad de razas, de creencias, de estímulos y de costumbres.

En el mundo del turismo hay demasiadas verdades a medias. Detrás del "pueblo mágico de callejuelas empedradas" que algunos nos pintan como el destino perfecto, hay ratas y cucarachas, pobreza, inseguridad y dolor; es más, algunos podrían decir que son las calles de un pueblo olvidado que esperan ser pavimentadas. Tampoco podemos afirmar que existe el "paraíso tropical", ya que no conozco playa alguna en el mundo que no tenga al menos mosquitos, que en definitiva no están dentro de mi imagen del edén. Tampoco sería sincero decir que todos los habitantes de aquí o allá son amigables y eternamente sonrientes. ¿Qué tiene de malo un poco de verdad? ¿Qué acaso ésta le resta atractivo a nuestros destinos? Para poder descubrir al mundo, hay que ser sinceros, y eso es algo que no les puedo decir que aprendí en un lugar en específico, ya que no estoy seguro de entenderlo por completo. Pero en esta ocasión platicaremos de Malasia, un país que desborda diversidad y en donde resulta armonioso un día común en calles que contienen hermosos templos budistas y taoístas, junto a iglesias, mezquitas y templos hinduistas, con sus respectivas "imperfecciones", que lo hacen "perfecto" a la vez. Un ejemplo dinámico de que es posible vivir en paz.

Turista nacional

A Malasia llegué en tren desde Tailandia después de pasar una larga noche en un pueblo fronterizo sin nombre ni clímax. De Malasia había leído tantas historias de piratas y sultanes, de la pluma de Emilio Salgari, que esperaba encontrarme con alguno. Después de quedarme dormido rememorando aquellas historias y perder el tren de madrugada, tomé el siguiente, y un camión hasta llegar a la isla de Penang, en el noroeste de Malasia peninsular. De Penang se saben muchas cosas, sobre todo que es la segunda economía más grande del país, que es principalmente musulmana como el resto de Malasia y que fungió como un importante puerto, y aún lo hace, compitiendo por la hegemonía del estrecho que unía el comercio entre la India y China. Por ello, esta isla cuenta con un increíble acervo de culturas. Una vez ahí me instalé en el barrio chino de la ciudad de Georgetown, y decidí perderme...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR