PERFILES Y RASGOS

AutorHoracio Andrade

EL ESTILO MEXICANO DE DIRIGIR

Hablar de liderazgo en nuestro país tiene sus complicaciones, porque se podría fácilmente caer en la tentación de encasillar el estilo predominante dentro de alguno de los que tradicionalmente se han identificado en la teoría, pero hacerlo conllevaría el riesgo de simplificar demasiado el tema, o de caer en estereotipos.

Algo que de entrada sí se puede afirmar es que, de acuerdo a las numerosas investigaciones que han hecho propios y extraños alrededor de nuestra cultura y de la forma de ser de los mexicanos, nuestras relaciones tienden a ser muy verticales cuando las personas se encuentran en posiciones diferentes (padres-hijos, maestros-alumnos, jefescolaboradores, gobernantes-gobernados).

Para usar el término de Geert Hofstede, que hace unas décadas hizo un estudio intercultural que hoy en día ya es considerado como un clásico, la distancia frente al poder en México es muy grande.

Esto significa que, dentro de ese complejo conjunto de creencias compartidas que forman parte importantísima de la cultura, se encuentra una que da por hecho que quien está "arriba", es decir, en la posición de poder, tiene la facultad de ejercer un control casi absoluto sobre el que está "abajo", por lo que este último debe cumplir con aquello que se le indica, sin cuestionar y, por supuesto, sin confrontar.

Sin embargo, sería inexacto afirmar que el estilo de liderazgo predominante entre nosotros es, lisa y llanamente, el autocrático. Los especialistas en la psicología del mexicano, y concretamente de la psicología del mexicano en el trabajo, han descubierto un componente interesante en las relaciones entre jefes y colaboradores, que les da un tinte especial: el afecto.

Por ejemplo, el doctor Rogelio Díaz Guerrero, que se puede considerar como uno de los conocedores más destacados que hemos tenido en lo que se refiere a nuestra particular forma de ser y de actuar, afirmaba que los mexicanos obedecemos por amor, es decir, que para que realmente hagamos las cosas es necesario que exista un vínculo emocional entre jefe y subordinado, si nos referimos al ámbito del trabajo. El poder solo no basta, decía, porque solemos resistirnos a él.

El neoporfirismo

Si se tuviera que elegir una figura que represente el "estilo mexicano" tradicional de liderazgo, ésta sería sin duda la de Porfirio Díaz. Él no fue el dictador "típico", autoritario a secas, sino que su estilo combinó la autocracia con el paternalismo y con el carisma, para encarnar...

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