El Pescador de Perlas

AutorGabriel Trujillo Muñoz

John Steinbeck viajó en el barco Western Flyer alrededor de la Baja California recolectando diversas especies marinas. Su objetivo era investigar la riqueza del Mar de Cortés o golfo de California. La expedición partió en marzo de 1940 de Monterey, California, y regresó 50 días más tarde al mismo punto de partida. Para Steinbeck, este viaje era una forma de escapar de las presiones de Hollywood y de seguir adentrándose en el conocimiento cabal de México y de los mexicanos, que siempre aparecieron, como gente trabajadora y admirable, en sus novelas y guiones. Pero Baja California fue toda una revelación. En John Steinbeck, Writer, de Jackson J. Benson, su autor puntualiza: "Entrar al golfo de California es entrar a otro mundo, a una zona casi desierta, extraña, perdida en el tiempo y escindida por completo del comercio moderno. Con tibias temperaturas, agua ultraazul y a veces repentinas tormentas que son reminiscencias del trópico, su vegetación es seca, dispersa, pétrea. Aquí y allá, un oasis, un rancho de ramadas, un pueblito con casas de una pieza, una palmera floreciente, pero en general la península no muestra árboles. De vez en cuando llueve a cántaros sobre las montañas empinadas. No hay ríos y los arroyos se secan antes que la lluvia pare... Los aeroplanos llevan turistas hasta La Paz, en la punta de la península y a Guaymas en Sonora, pero los hoteles lujosos o blanquísimos de un nuevo Waikiki o una nueva ribera francesa no se han materializado.

"Y aunque algunos indios pescan en las aguas desiertas de la parte superior del golfo, pocos mexicanos resisten el llamado del dinero fácil de Tijuana o Caléxico... En esa desolación, Steinbeck pasó la travesía trabajando duramente... una experiencia para él profunda y estremecedora. Para un hombre como él que se había sentido toda su vida parte de la naturaleza y que pensaba que la naturaleza lo era todo, recolectar en el golfo de California fue como escuchar súbitamente los latidos del corazón del universo".

El Western Flyer atracó en varios puertos a lo largo de su viaje. En cada lugar donde encontraban gente con quien conversar, Steinbeck solicitaba le contaran historias, leyendas o hechos ciertos ocurridos en aquellas costas desnudas, casi intocadas por la mano de la civilización. Los bajacalifornianos -pescadores, indígenas, comerciantes- no se hacían del rogar y pronto, frente a una hoguera crepitante y mientras soportaban el asedio de los mosquitos, las conversaciones abundaban en...

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