Adiós a Piñera

AutorFernando Gaspar

Fernando Gaspar

Periodista independiente.

Sebastián Piñera se va. Quienes más se lamentan son los comediantes y cartonistas. Su carácter extrovertido y personalidad arrebatada lo hicieron merecedor del concepto "piñericosas", una suerte de equívocos recurrentes que oscilaban entre sus confusiones en actos públicos, sus errores históricos en discursos solemnes o sus salidas de libreto. También se va el principal líder de la derecha, un gobernante carismático, de baja aceptación en la población y con una larga lista de polémicas durante su mandato.

Pero el proceso no sólo es el inicio del adiós al gobernante, en las elecciones presidenciales chilenas se vivirán situaciones inéditas: por primera vez el voto será voluntario y los mayores de 18 años están automáticamente inscritos en el padrón electoral (antes el voto era obligatorio, con multas de por medio, y la inscripción era voluntaria). También se presentan tres mujeres de candidatas, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei liderando a los dos principales coaliciones, y Roxana Miranda abanderando al Partido Igualdad. También se elegirán por primera vez a los consejeros regionales, integrantes de los Consejos donde se deciden inversiones y programas de las Intendencias (equivalente a estados de la República).

A estas novedades habría que sumar elementos de contexto: una crisis profunda de la imagen de los partidos políticos y el Congreso, un movimiento social y sindical fortalecido, una demanda creciente de la población por cambiar la Constitución de 1980 heredada de la dictadura de Augusto Pinochet y un aumento, lento pero sostenido, por una mayor regulación y participación del Estado en la vida de los chilenos.

¿Y la economía? Muy bien, como un buque de avance sostenido cuya ruta no se ha desviado en las últimas décadas. Las cifras parecerían elocuentes para un triunfo oficialista: durante el gobierno de Piñera, el país creció en promedio un 5.5 por ciento, la tasa de desempleo no llega al 6 por ciento, la inflación se mantuvo bajo el 3 por ciento, el superávit comercial sigue manteniéndose y la inversión extranjera no hace más que aumentar a niveles históricos.

Pero las estadísticas positivas ya no seducen a la población chilena.

"El patrón de crecimiento es bueno, pero el patrón de distribución de ese crecimiento es horrorosamente malo. El 1 por ciento de los más altos ingresos captura el 17 por ciento del ingreso nacional y el 10 por ciento captura el 30 por ciento. El país puede crecer, pero si ese crecimiento tiene ese nivel de concentración general, genera descontento y rechazo en la población", señala Francisco Vidal, ex ministro secretario general de Gobierno de los ex presidentes Ricardo Lagos y Bachelet.

Al descontento por la desigualdad económica habría que añadir un problema de credibilidad con Piñera.

María de los Ángeles Fernández, directora del centro de pensamiento Fundación Chile 21, afirma que un elemento fundamental para explicar la poca adhesión por el conglomerado de Piñera es "la poca confianza que logra generar un Presidente que, desde la primera hora, instaló el problema de los conflictos de interés". Fernández alude a que Piñera...

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