Pierde su libertad por dos pescados

AutorDaniela Rea

La tarde que Rosa María robó dos pescados en un supermercado, sólo iba a comprar pan y leche.

Ese día llegó a la tienda de una cadena de autoservicio de Avenida Universidad con la idea de que tenía que pagar mil pesos de renta, conseguir otros tantos para medicinas y llevar comida para sus tres hijas.

Buscó los dos litros de leche y 10 bolillos que necesitaba y se dirigió a la caja. Ahí, una de sus hijas le preguntó que iban a cenar esa noche del 3 de septiembre. Rosa María miró la comida que iba a pagar con la venta de dulces en la calle, y lo demás ocurrió sin pensarlo: vio dos pescados, los tomó y los guardó en su bolsa.

"Mi intención no era tomar la comida. Me llegó la desesperación, no pensé en ese momento las cosas y, cuando estaba formada en las cajas, vi el pescado", dice la madre soltera, quien sigue su proceso en libertad debido a que la Fundación Telmex Reintegra avaló los 13 mil pesos de fianza.

Y es que, de acuerdo con comerciantes y organizaciones civiles, ante la crisis económica y el desempleo, el robo de comida por necesidad va en aumento.

Tan sólo la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto (Conaca) ha registrado en el año un incremento de 36 por ciento.

Los pescados que Rosa María tomó eran lisos, largos, como de 30 centímetros con cabeza y cola, empacados en una charola blanca de unicel.

"Pensé, 'bueno, pues, es comida'. No pensé que fuera a tener tan grandes consecuencias porque yo veía a mucha gente que se comía las frutas ahí", dice la mujer.

Según Coneval, 19.5 millones de mexicanos no tienen recursos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos. De ellos, 7.2 millones viven en ciudades y ganan menos de 949 pesos al mes. Los programas federales de atención a la pobreza urbana, como Oportunidades, sólo atienden a uno de cada siete.

Rosa María no recibe ningún beneficio de los gobiernos. Incluso una de sus hijas tuvo que dejar la escuela por falta de recursos. La misma que la acompañó el día del robo y por quien la familia de Rosa tuvo que pagar mil pesos para que no la detuvieran junto con su madre, quien fue llevada a la Delegación donde los policías le quitaron la leche y el pan que sí pagó en la tienda de autoservicio.

PRESOS POR HAMBRE

Rosa María estuvo un mes en prisión tras ser acusada de robar los pescados anguila y cola de langosta ("no sé cómo se prepara eso, ni siquiera sé cómo se come", dice) por un valor de 900 pesos.

Su defensor de oficio le aconsejó que...

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