PLAZA PÚBLICA / 5,273 más 507 más...

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

A las 15 mil 273 personas asesinadas en 2010 en relación con la delincuencia organizada hay que agregar las 507 más que en la primera quincena (incompleta, porque falta la cifra del sábado 15) fueron ultimadas según el Ejecutómetro del diario Reforma. El número de las víctimas del año pasado fue ofrecido por Alejandro Poiré, el vocero federal en materia de seguridad, quien también hizo la suma de los homicidios cometidos por la delincuencia organizada o caídos en la guerra gubernamental contra las bandas o tomados para su infortunio entre dos fuegos sin tener relación alguna con quienes los disparan: son ya 34 mil 612 a lo largo de los cuatro años de la administración Calderón.

¿Guerra, dijimos? Muchos factores muestran que la hay. No es, por supuesto, una guerra convencional, en que dos o más ejércitos combaten en pos de objetivos declarados y en donde los mandos tienen claros sus objetivos y se encaminan a través de diversas estrategias y tácticas a alcanzarlos. Lo que hay en México es una matazón de enormes proporciones, practicada en batallas en que los combatientes pelean en frentes diversos. Para efectos técnicos merece el calificativo de guerra, según la metodología de la Universidad de Heidelberg, que desde hace años elabora un Barómetro de conflictos, en cuya versión 2010 considera que en nuestro país se libra "la primera guerra en el continente americano desde 2003". Es un conflicto similar al que padecen países asolados por la destrucción bélica como Afganistán, Iraq, Paquistán, Somalia y Sudán. Este último país, por cierto, se halla en el trance de dirimir por vía pacífica los litigios interiores que lo han llevado a la guerra, mediante un referéndum que determine la independencia de la porción sur, que se sienten oprimidos por los norteños.

Llamar guerra a los cruentos enfrentamientos que todos los días privan de la vida a decenas de personas, o denominar de otra manera el fenómeno, tendría importancia únicamente para el análisis. Pero al negar el miércoles pasado que él haya bautizado como guerra a su estrategia de combate al crimen organizado coloca al tema en una categoría política, concerniente a la credibilidad de las afirmaciones de los gobernantes y a su capacidad de comunicación con los gobernados.

El miércoles 12 reinició la Presidencia la serie de Diálogos para la Seguridad a que Calderón convocó el año pasado. Recomenzar esa práctica parece redundante, pues se repite el esquema y aun la lista de invitados, lo que...

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