Plaza Pública / Consejeros electorales

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

No se elaboró dictamen alguno, el 31 de octubre, para fundar la elección de los consejeros electorales. Tampoco se revisó la documentación de los aspirantes. O quizá sí. Probablemente porque fue leída su exposición de motivos, el doctor Ignacio Almada fue colocado, en la propuesta finalmente aprobada, como cuarto suplente. Sus títulos lo hubieran colocado en primerísima fila. Pero consideraciones desconocidas por todos, él incluido, salvo por quienes las asumieron, hicieron dar prioridad aun a quienes incumplen los requisitos de ley.

Originalmente médico cirujano por la UNAM, Almada se hizo maestro en salud pública en Harvard y doctor en historia en El Colegio de México. En 1991 se incorporó al Colegio de Sonora, su entidad natal, como profesor investigador. Fue secretario general y rector del propio colegio. Es investigador nacional desde 1994. Fue consejero electoral, miembro del consejo local del IFE en Sonora, durante los tres procesos más recientes, 1997, 2000 y 2003. Previamente había sido secretario en una casilla y observador electoral.

Difícilmente se encontraría un currículum tan completo para ser parte del Consejo General del IFE. Ninguno de los 12 consejeros, propietarios y suplentes, que lo preceden reúne trayectoria académica y experiencia electoral específica en esos niveles. Almada se propuso a sí mismo, envió su currículum a las fracciones a mediados de septiembre y se entrevistó con los diputados Germán Martínez, del PAN; Miguel Angel Yunes, del PRI, y Emilio Zebadúa, del PRD. Hacia las seis de la tarde del 31 de octubre le preguntaron telefónicamente, a Hermosillo, si aceptaba ser suplente. Las fracciones panista y priista habían resuelto ya la planilla que no lo incluía como propietario. Ese resultado obedeció a que los encargados de la selección no leyeron su biografía. O tal vez sí, y prefirieron no exponerse a las consecuencias de las convicciones del doctor Almada.

El IFE, dijo para explicarse ante sus eventuales electores, "requiere un compromiso explícito de los consejeros electorales que integren su nuevo consejo general, por la naturaleza del cargo y la tarea, con la legalidad, la imparcialidad, la autonomía institucional y el trabajo colegiado.

"Nada hay que defender y respetar más que la legalidad, para definir el marco referencial del consejo general y del IFE. La legalidad es la brújula y la medida de la actuación de los consejeros electorales, para cumplir la función de consejero electoral con imparcialidad...

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