Plaza México

AutorJosé Luis Ornelas

SOL

La ovación de gala que se llevó al principio del festejo el valenciano Enrique Ponce y que al final del mismo confirmaría el porque de ese recibimiento.

El temple y la belleza de los muletazos de Miguel Espinosa "Armillita" que tan solo pueden llevar a la armonía del arte.

La media verónica del "Zotoluco" en el mismo centro del ruedo y la gallardía para salir de la suerte.

La dimensión en el trazo de los muletazos del "Zotoluco" y su latente inspiración ayer desbordada.

La nobleza y grandiosa fijeza de "Romerito", el toro indultado de Los Encinos que aunado a su alegría, resultó el toro ideal para el triunfo.

La maestría de Enrique Ponce que le permite ligar sin enmendar, torear y lidiar al mismo tiempo y emocionar al público hasta el éxtasis.

El coraje del picador Luis Miguel González para aferrarse a su cabalgadura y consumar el puyazo.

La garra de "El Zotoluco", nunca conforme con el triunfo pasado, con pundonor indomable tratando de conquistarlo con el quinto de la tarde.

Aunque no los sacó debidamente en el tercero de la tarde es de aplaudirse el tamaño de los pañuelos de Jesús Dávila, pues éstos sí se ven de cualquier parte de la plaza.

SOMBRA

El compás de espera entre el paseíllo y la salida del primer toro que se prolonga más de lo debido ocasionando malestar y distracción en el tendido.

Que Enrique Ponce (como muchos otros toreros) quiera compartir la ovación después del paseíllo con sus alternantes.

La pésima actuación del juez de plaza Jesús Dávila quien infringió flagrantemente el reglamento al regresar al toro despitorrado...

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