PLAZA PÚBLICA / Tras la huelga en VW

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Del martes al sábado pasado una huelga paralizó las labores en la planta de Volkswagen, situada a las afueras de la ciudad de Puebla, cuya economía está en amplia medida atada a la de esa fábrica de automóviles. Además del personal contratado por la empresa, la suspensión de labores afectó a 45 proveedores que trabajan exclusivamente para la firma alemana (y a unos 35 más que lo hacen para otras marcas automotrices). La por fortuna breve duración de la huelga (apenas un poco mayor que los paros técnicos pactados que han menudeado en esa fábrica) no afectó los inventarios y por ende a los distribuidores, que disponían de unidades hasta por 45 días.

La empresa buscó que este año no hubiera crecimiento salarial, como lo acordaron otras firmas del ramo automotor, como Chrysler, General Motors y Nissan, que ofrecieron a cambio un bono de diversos montos, pagadero una sola vez. Ya en 2003 VW de México había pretendido ese incremento cero que, como ahora, fue rechazado por los trabajadores. Esta vez la huelga concluyó cuando las partes se movieron hacia encontrarse. La empresa pasó de su propuesta inicial a ofrecer 1 por ciento y aceptar 3 por ciento aplicado directamente al salario de los 9 mil 375 miembros del sindicato. La pretensión original de éste fue de 8.5 por ciento, que se redujo tres puntos al comenzar la huelga y se limitó a 3 por ciento al firmarse el acuerdo. El incremento incluyó un bono por 2 mil pesos, menos de la mitad del ofrecido por la empresa. Así considerada la negociación, parecería que los trabajadores no ganaron sino perdieron la huelga. Pero es que su asamblea general escogió un beneficio inmediato menor a cambio de incrementar el salario aunque fuera magramente, para que la tendencia histórica les sea favorable al acumular aumentos sobre aumentos.

Con esa decisión los trabajadores rehusaron acogerse a la torpe intervención del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, que recomendó a los obreros aceptar la oferta empresarial, aduciendo que era preferible mantener la fuente de empleo, como si estuviera en juego la viabilidad de uno de los consorcios de la industria automotriz que mejor librados han salido de la crisis económica mundial, que derribó a los tres gigantes norteamericanos. Adicionalmente, como si los trabajadores fueran responsables del fenómeno económico general, Lozano consideró en un foro sobre inversiones que la huelga poblana no constituía un estímulo para la atracción de capitales foráneos hacia...

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