Plaza Pública / Partidos en fin de año

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

La configuración de un nuevo comité nacional y la previa elección de un presidente sin rival permitieron al Partido Acción Nacional poner fin, al menos formalmente, a un largo episodio de enfrentamiento interno. En el PRD, por su parte, y en el frente amplio del que es integrante, crecen tensiones de la misma índole que las vividas en el PAN.

Desde que Carlos Castillo Peraza admitió haberlo hecho, el centro doctrinario que ha dirigido la mayor parte de su historia al partido fundado por Manuel Gómez Morín ha tenido que contemporizar con el sector situado más a su derecha, excepto, por supuesto, en los años en que tal segmento extremista condujo al partido. Así tuvo que hacer también Germán Martínez, al integrar a su comité nacional a representantes de la tendencia ultramontana. Aunque él fue elegido por una mayoría abrumadora en el Consejo Nacional (330 votos de un total de 375), en que sólo se evidenció una corriente mínima de oposición (11 abstenciones y ningún voto en contra), el propio nuevo líder debe estar al tanto de que una porción de las expresiones a su favor oculta antagonismos que se soterran precisamente como parte del talante secretero de quienes pertenecen a grupos que usan al PAN como instrumento y demandan a sus miembros una lealtad por encima de la que de modo formal están obligados a prestar al PAN.

La contemporización entre la corriente dominante, que rescató el comité nacional, con quienes se lo habían arrebatado desde el tiempo en que el presidente era Luis Felipe Bravo Mena incluyó este fin de semana aun aspectos escenográficos. En vez de que, como correspondía a su papel patriarcal, don Luis H. Álvarez hiciera la presentación de Martínez, la hizo Carlos Abascal, que pronunció un discurso de dientes para afuera, más como expresión de la oposición ultramontana que como muestra de real apoyo al nuevo líder, que en el pasado reciente no se ahorró expresiones agrias contra esa corriente.

Manuel Espino anticipó tres meses su salida quizá como estrategia de negociación para conseguir que su tendencia permaneciera en el comité nacional. Así continuará allí el propio Abascal, que es un panista de reciente cuño, pues sólo se afilió a ese partido cuando Vicente Fox lo designó, en tanto que representante patronal, como secretario del Trabajo. Espino lo incorporó a su grupo en una posición sobresaliente que no mantendrá pero de la que no se le privará del todo. Su permanencia en el comité adquirirá mayor sentido si genera...

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