Plaza Pública / Relevo en el IMSS

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hace exactamente una semana, el lunes 3 de octubre, Reforma anticipó la renuncia de Santiago Levy, director del Instituto Mexicano del Seguro Social hasta ese mismo día en que efectivamente dimitió o fue despedido de su cargo. Aunque el clima creado por la negociación del contrato colectivo de trabajo (cuya vigencia vence el sábado próximo) hacía posible su retiro, Levy parecía resuelto a ir adelante. Había convenido, por ejemplo, una cita con periodistas a efectuarse el jueves 6, destinada a explicar su posición. No tuvo ya tiempo de asistir a ella. Acaso el presidente Fox lo relevó de su responsabilidad de un día para otro.

Si bien en su carta de renuncia agradeció al presidente Fox el hecho de haberlo designado y brindarle apoyo, incluyó también una suerte de reproche que implica desacuerdo con su propio retiro. Tras reconocer que en el Instituto que estuvo a su cargo durante casi cinco años enteros "persisten graves rezagos y carencias que requieren del esfuerzo de todos para poderlos superar", y de aludir a los "inmensos retos" del IMSS "para extender su cobertura, mejorar sus servicios y fortalecer su viabilidad financiera", deploró el desenlace: "Lamento profundamente no tener la oportunidad de ayudarlo a usted a enfrentarlos en lo que resta de su mandato". De haber obrado por su propia voluntad, habría permanecido en su puesto para "ayudar" al Presidente. Pero se desprende de su lamento que no se le permitió hacerlo.

Estaba en curso, lo está todavía, la revisión del contrato con el sindicato de trabajadores que laboran en el Instituto. Es la primera completa, no sólo salarial, que encara el IMSS después de la difícil reforma a la ley correspondiente, practicada en agosto del año pasado, que pretendió, fallidamente, mejorar la situación financiera de esa institución. Un diagnóstico sesgado ha hecho suponer que la suerte del principal organismo de seguridad social en el país depende, para bien y para mal, del régimen de pensiones y jubilaciones de sus propios empleados. Hay allí, ciertamente, un grave problema pues para cubrir esas prestaciones de retiro se emplean recursos que deben aplicarse al servicio sustantivo del IMSS, la atención médica y social a sus derechohabientes. Pero la fórmula aceptada en la reforma, de tenerlos, sólo generará frutos dentro de varias décadas, cuando se jubilen los trabajadores a los que se contrate a partir de ahora, sujetos a un nuevo régimen en esa materia.

Ante la oposición del sindicato a esa...

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