DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Góngora Pimentel

AutorCatón

Este amigo mío tiene una teoría, simplista como casi todas las teorías políticas, sociales y económicas. (En cambio las teorías científicas no son simplistas: son simplemente simples, pues se basan en la naturaleza, y la naturaleza, cuya complejidad parece infinita, es muy sencilla). Mi amigo reconoce que su teoría, al fin creación humana, puede estar equivocada. Es muy posible: los hombres nos equivocamos, y hay quienes dicen que los dioses también. (Quizá el Creador debió haber hecho una fe de erratas: "Donde puse: 'Hombre' debí haber puesto: 'Nada'"). Últimamente mi amigo se ha visto inclinado a renegar de su teoría, pues cada vez advierte más evidencias que la contradicen. En un tiempo ilustró su tesis con una fabulilla. Dice que estaban conversando cinco perros: un perro europeo, un perro norteamericano, un perro africano, un perro cubano y un perro mexicano. Comentó el perro mexicano: "Anoche tuve hambre, de modo que me puse a ladrar. Llegó la familia, me dio comida, y pude ya dormir". Preguntó el perro europeo: "¿Qué es 'hambre'?". Preguntó el perro africano: "¿Qué es 'comida'?". Preguntó el perro cubano: "¿Qué es 'ladrar'?". Y preguntó el perro norteamericano: "¿Qué es 'familia'?". Simplista la teoría, ya lo dije, y simplista también el cuentecillo. En todo caso mi amigo afirma que en Estados Unidos hay vicios privados y virtudes públicas, en tanto que México se caracteriza por tener vicios públicos y virtudes privadas. Eso quiere decir que los habitantes del país del norte viven una vida cívica ejemplar, pero su vida de hogar y de familia es en lo general desbaratada. Por el contrario, México tiene una desastrada vida pública -ilegalidad, corrupción, impunidad, indiferencia de los ciudadanos por los asuntos de la comunidad-, pero los mexicanos nos la hemos arreglado para conservar valores familiares que nos dan fortaleza y nos ayudan a soportar nuestras carencias y dificultades. Los estadounidenses viven bien de la puerta de su casa para afuera, y mal de la puerta de su casa para adentro. Nosotros al revés: nuestra vida de hogar está llena de buenas cualidades, pero como ciudadanos somos un desastre. Asistí en cierta ocasión a un congreso internacional de universidades. Ahí...

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