AGENDA CIUDADANA / De presidentes, clase política y universidades

AutorLorenzo Meyer

·LOS ESPACIOS DE CONVIVENCIA ENTRE LAS CLASES

¿En qué medida las élites que controlan las estructuras políticas quieren y pueden entender cómo transcurre la vida cotidiana y las preocupaciones, necesidades y aspiraciones de la mayoría de los miembros la sociedad que gobiernan?

Max Weber, el gran sociólogo alemán, señaló que "no se necesita ser César para entender a César"; con esa misma lógica es posible afirmar que no se necesita nacer, ni vivir y educarse como el común de los mexicanos para entender las formas vida de éstos, desde la precariedad del ingreso hasta la inseguridad sobre el futuro, desde la discriminación social y la injusticia hasta la sensación de tener que vivir al día.

Sin embargo, mezclar las clases y propiciar que los jóvenes convivan como iguales cuando aún se está formando su visión del mundo puede contribuir y mucho a desarrollar la empatía de las minorías afortunadas con las mayorías menos afortunadas. Así pues, para entender bien a César ayudaría mucho el tener que vivir un tiempo cerca de él y de su entorno.

En una sociedad como la mexicana, caracterizada históricamente por una probada polarización social y donde su clase gobernante se recluta hoy entre una auténtica minoría -entre las clases medias y altas-, ayudaría a bien gobernar el que sus miembros hubieran sido expuestos en su etapa formativa a un ambiente donde se diera una cierta convivencia interclasista en términos de igualdad.

En algunos países el servicio militar pone a los jóvenes provenientes de todas las clases y regiones en contacto mutuo, cotidiano y en condiciones de igualdad. En nuestro país eso sólo ocurrió por un corto tiempo cuando se instituyó en 1942 el no muy popular Servicio Militar Nacional y que requirió que los conscriptos vivieran acuartelados. El otro ambiente menos forzadamente integrador pero mucho más aceptable por todos fue la escuela pública. En el México moderno, las clases medias y altas se alejaron de la educación pública elemental y media cuando esta se hizo masiva, pero por un tiempo mayor la aceptaron como un destino deseable, por útil, en la etapa universitaria.

Las grandes universidades o tecnológicos públicos de la capital del país y las de algunos estados -Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Puebla, entre otros- fueron vistos hasta no hace mucho como las arenas donde se formaban los cuadros altos de la clase política. Sin embargo, ya no es el caso o, si se quiere, lo es menos cada vez, y eso tiene, entre otros efectos, el...

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