PULSO ECONÓMICO / Todos unidos por el vino mexicano

AutorJonathan Heath

Después de 10 años, el Congreso finalmente aprobó la Ley de Fomento a la Industria Vitivinícola para el País.

Al final, la votación fue por unanimidad y tuvo el apoyo constante y completo de la Conago. Celebro la ocasión, aunque todavía no entiendo por qué necesitamos una ley para fomentar el vino, en especial, cuando la ley ni siquiera abarca quizás lo más crucial que se necesita: un cambio en la ley de ingresos del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se aplica al vino.

El Gobierno cobra por cada botella de vino una tasa de 26.5 por ciento (siempre y cuando no tenga más de 14 grados de alcohol), más 16 por ciento de IVA, equivalente a una tasa efectiva de 47 por ciento.

Sin embargo, existen muchos vinos que tienen un poco más de alcohol. Por ejemplo, si una botella tiene 14.2 o 14.5 por ciento de alcohol, paga 30 por ciento de IEPS más 16 por ciento de IVA, equivalente a 51 por ciento de impuesto efectivo. ¿Cómo podemos fomentar un producto caro? ¿Cómo queremos competir así con el resto del mundo?

El Consejo Mexicano Vitivinícola, junto con otras organizaciones afines han estado promoviendo que el Gobierno considere el vino como complemento alimenticio, justo para manejar un uso distinto del IEPS.

Sin embargo, en estas épocas de consolidación fiscal aunado a las promesas de todos los candidatos a no modificar impuestos, esta idea suena como un sueño. En este sentido el problema de fondo no quedará resuelto.

¿Cómo promover el vino en el País con una tasa impositiva que gira alrededor del 50 por ciento? El mensaje que manda el Gobierno es contradictorio. Por un lado, manda el mensaje mediante el IEPS que es un producto nocivo para la salud, pero por otro lado aprueba una ley de fomento.

De entrada, el consumo anual per cápita en México no llega a un litro, exageradamente por debajo de casi todo el mundo. Wikipedia nos pone como por el lugar 150 del mundo, donde la gran mayoría de los países que consumen menos son musulmanes, cuya religión lo prohíbe. Una persona muy conocedora de las estadísticas del vino una vez me dijo que más del 90 por ciento de la población mexicana nunca consume vino. Algo así como el 80 por ciento de todo el vino consumido en el País queda en un segmento de la población que no rebasa el medio millón de personas. El vino es un producto elitista por diseño de políticas públicas. ¿Cómo queremos promover un producto que el propio gobierno dice que es nocivo y elitista? Da pena la posición...

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