PULSO ECONÓMICO / El Mínimo Salario Mínimo

AutorJonathan Heath

Mañana jueves, el Inegi dará a conocer el PIB del segundo trimestre. El consenso apunta hacia una tasa anual de 1.5 por ciento, pero no sorprendería que fuera todavía menor. Si utilizamos el IGAE como guía, encontramos que el crecimiento promedio de abril/mayo fue 0.95 por ciento. Esto significa que para que el PIB alcance una tasa de 1.5 por ciento para el trimestre, el IGAE de junio tendrá que haber crecido alrededor de 2.5 por ciento. Hace un par de semanas nos informó el Inegi que las actividades secundarias crecieron 2.0 por ciento en junio, por lo que necesitaríamos que las actividades terciarias (comercio y servicios) hubieran crecido significativamente por encima de 3.0 por ciento en el mismo mes.

Cuando veamos el dato, debemos recordar que la tasa anual que se publicitará será sin corregir por efectos de calendario y que contendrá un sesgo significativo a la baja. Ahora vamos a ver el efecto contrario al primer trimestre, cuando se reportó una tasa sin corregir de 1.8 por ciento y ya corregido de 0.6 por ciento. Si la tasa es cercana a la anticipada, también significa que la actividad económica tendrá que crecer por encima de 3.5 por ciento en la segunda mitad del año para llegar al consenso actual de crecimiento de 2.5-2.6 por ciento en 2014. Seguramente, nos dará mucho de qué hablar.

Ante el crecimiento mediocre de los primeros 2 años del sexenio y después de las declaraciones polémicas de Miguel Mancera, el debate sobre el salario mínimo ha avanzado bastante. Todavía estamos lejos de llegar a un consenso sobre cuánto y cuándo se debería aumentar e incluso si debería de existir tal cual, pero creo que ya hay algunos puntos en que la mayoría podría estar de acuerdo. Primero, el salario mínimo mexicano es realmente un mínimo exagerado, sea como sea que lo queramos medir y contra cualquier parámetro pensable. Su poder adquisitivo se ubica por debajo de cualquier umbral de pobreza, es menor a cualquier otro país y no ha existido ningún esfuerzo por mantenerlo, ni siquiera en la última década. Existe una clara violación al Artículo 123 de la Constitución, que no sólo establece que debe existir, sino que marca explícitamente cómo se debe fijar. En este sentido, existe una disyuntiva inobjetable: o cambiamos la Constitución o subimos significativamente el mínimo.

Segundo, el manejo del mínimo ha sido totalmente absurdo y abusivo, desde su utilización como ancla contra la inflación hasta la indexación para multas, tarifas y similares...

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