'¿Para qué nos invitan?'

AutorJorge Ricardo

Hace un momento a "BTC" lo levantaban dos amigos para que grafiteara en la planta más alta del salón y "ATEO" se subió a un sofá para poner también su firma.

Había unos 30 jóvenes con gorras y playeras estampadas, el lugar olía a thinner por tanto spray y nadie protestaba, mucho menos Craig Castleman (Washington, DC, 1953), el estadounidense que en 1982 publicó Getting Up, la historia del grafiti en Nueva York, que presentó en el Foro Cultural del Museo del Juguete.

"¿Y al final qué pasó?", pregunta "Ateo", de 35 años, fuera del edificio, en una banqueta de la Colonia Doctores.

Pero nadie sabe, ni siquiera "Vago", un grafitero a quien la representante de la editorial Capitán Swing corrió del lugar ya cuando Castleman estaba dando autógrafos. En protesta, todos se salieron.

"Eso es lo que pasa por hacer un evento así en un lugar cerrado", dice en la oscuridad de la calle "Katalizador", del colectivo El ojo urbano. "Si ya saben cómo es la banda, ¿para qué nos invitan?", añade otro joven con cachucha.

¿Y tú qué hiciste?, le preguntan a "Vago". "Nada, nada", responde "Vago", que trae una docena de tapas de spray en la bolsa.

Así termina la noche del sábado la presentación del libro de Castleman, Getting Up, traducido por primera vez al español y considerado un icono en la materia. Para terminar se organizó una pinta colectiva.

Si asistió poca gente se debió, tal vez, a que se había citado en el Museo del Juguete, en Doctor Olvera 15. Aunque a la hora de la cita, a las cinco de la tarde, el lugar seguía cerrado.

Como nadie les abría, siete jóvenes, cinco antropólogos que investigan sobre la cultura autogestiva y dos grafiteros, decidieron esperar en la cantina El titán, sobre Eje Central.

Ahí Ateo decía que ha hecho como unas 200 pintas en todo México, sobre todo bombas, es decir su nombre con letras gordas.

"El grafiti incluye todo: hay que tener condición, hacer una bomba artística y está también la sensación de que esto es prohibido, eso es lo que más me gusta".

Después de una hora y media, los siete jóvenes regresaron al Museo del Juguete. Iba pasando por ahí otro joven quien les dijo que en realidad la presentación era en otra calle, en el Foro cultural ubicado en Doctor García Diego, al otro lado de Avenida Cuauhtémoc.

Castleman estaba pasando diapositivas cuando el grupo llegó al salón de más de 40 metros cuadrados con todos sus muros grafiteados.

"El grafiti representa las ganas de un espíritu libre", dijo más tarde Castleman, profesor...

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