Todo queda en familia

AutorErnesto Diezmartínez

En Caminando Aún (Aruitemo aruitemo, Japón, 2008), octavo largometraje del maestro nipón casi desconocido en México Hirokazu Koreeda (sólo se han visto en este país, limitadamente, Maborosi/1995 y Nadie Sabe/2004), se nos muestran, de manera precisa, las más atroces dinámicas del más cercano y entrañable infierno que todos conocemos muy bien desde pequeños: la familia.

Retomando la fórmula del melodrama contemporáneo japonés (conocido como gendai-geki) y la clásica premisa del encuentro de los hijos mayores con sus padres ancianos (al modo de la insuperable Una Historia de Tokyo/Ozu/1953), he aquí que a la casa familiar del hosco doctor retirado Shohei (Yoshio Harada) y su claridosa mujer ama-de-casa Toshiko (Kiki Kirin), llegan de visita sus dos hijos, con sus respectivas familias, a conmemorar un aniversario más de la muerte del hijo mayor, Junei, quien perdió la vida años atrás, salvando a un niño de morir ahogado.

En primera instancia, el anciano médico Shohei -que vive frustrado porque ninguno de sus hijos quiso estudiar medicina- aparece como un egoísta misántropo, incapaz del mínimo acto de solidaridad con sus hijos. Pero luego empezamos a ver el cuadro completo, en el que ningún miembro de la familia sale bien parado: el hijo Ryota (Hiroshi Abe), que se ha casado con la divorciada Yukari (Yui Natsukawa), es un costal sin fondo de...

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