Queremos ¡rooock!

AutorMyrna I. Martínez

Fotos: Aggi Garduño

Qué pasó con aquellos hoyos funky en los que ser matudo, tener los brazos repletos de tatuajes, vestir playera con el nombre de una banda pesada y andar en Harley Davidson representaban un estilo y una filosofía, la del rock and roll. Decidimos investigar si aún existen.

Luego del boom del heavy metal y el hard rock, México tuvo su buena dotación de antros para mover la mata. Los ahora extintos, legendarios y noventerísimos Rockotitlán, Rock Stock y Lucc, junto con el sello discográfico Culebra, fueron parte fundamental del resurgimiento del rock en español.

Por aquellos memorables y rockeros tiempos, los principales escenarios chilangos dieron cabida a los amos y señores del género: Guns N' Roses, Metallica, Kiss, Mötley Crüe, Los Ramones y el mismísimo "Príncipe de las Tinieblas", Ozzy Osborne... la Ciudad era pues un oasis para matudos.

Pero a finales de los 90 el panorama comenzó a cambiar paulatinamente: el grunge tomó mayor fuerza, los metaleros se cortaron la mata y las venas componiendo baladas comerciales, y las pocas bandas que siguieron fieles a su estilo pusieron a prueba la lealtad de sus fans.

Ante este panorama, en 1996, surgió en la Ciudad uno de los grupos metaleros-progresivos más interesantes de los últimos años: Ágora.

Fieles a su creencia de que todo grupo de rock nace tocando en pequeños barecitos, los integrantes de esta banda comenzaron picando piedra en los pocos lugares que para entonces daban cabida al nuevo talento, como La Diabla y Rockotitlán.

Atrás quedaron las épocas de toquines y palomazos antreros. Con 11 años de carrera, Ágora puede presumir tres producciones de estudio, tres participaciones en el festival Vive Latino, y haber compartido escenario con Deep Purple, Stratovarius, Helloween y Hammerfall. Por si eso fuera poco, Zona de Silencio, lanzado en 2005, fue considerado por la revista Rolling Stone como uno de los 10 mejores discos de ese año.

Con asombrosos requintos y una clara influencia musical proveniente de Dream Theater, la banda -integrada por Eduardo Contreras "Nat", en la voz; Héctor Barragán, en los teclados; Eduardo Carillo "Lalo", en la batería; Daniel Villareal, en el bajo; Manuel Vázquez y Sergio Aguilar, en las guitarras- regresa a la escena musical luego de sufrir un accidente en la carretera a Chiapas que los sacó de circulación por un largo año.

"Nos costó trabajo levantarnos de la cama. Fueron cuatro meses de rehabilitación para luego empezar a caminar. Nos tomó unos nueve meses regresar al cuarto de ensayos", cuenta Daniel.

"Ahora llevamos el metal por dentro... aquí tengo una placa", bromea Héctor mientras señala su hombro derecho.

Recuperados y de buen humor, los miembros de Ágora están listos para continuar con los pendientes: presentarse en Puerto Rico y grabar un álbum acústico, previo a su cuarta producción de estudio, que, según dicen, reflejará musicalmente la experiencia que vivieron.

"Estamos encontrando muchos sentimientos que exorcizar: enojo y a la vez optimismo", expresa Lalo.

Pero antes de que estos muchachos se den el encerrón en el estudio, nos los llevamos a buscar esos bares rockeros sobrevivientes y, ya...

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