Rafael Segovia / Reglas y normas

AutorRafael Segovia

Estados Unidos se encuentra con la necesidad de ser el primero en todo y para todo, lo que no se da fácilmente. En uno de sus últimos discursos, el presidente Bush, ante un público tan bien elegido como vulgarzote, se lanzó con un discurso sorprendente. Advirtió el retraso de su nación en materia educativa, cosa no sospechada sino conocida por todo el mundo, empezando por quienes en Estados Unidos se dedican al tema. No se trata, contra lo que piensa el propio Bush, de métodos, materias, escuelas, maestros y trabajos afines. El problema, visto desde fuera, es de cultura, de posición ante la vida y ante los demás.

Alexis de Tocqueville, en su estudio sobre El antiguo régimen y la revolución, veía, entre los defectos de ésta, el haber destruido a la nobleza. Noble hasta la punta de las uñas, no se quejaba de los bienes materiales de que gozaban los nobles, confiscados por el Estado, sino de haberlos eliminado de la vida pública, del sentido del deber que aportaron durante siglos, de su retraimiento de la sociedad y de la defensa de sus privilegios. Lo que había sido devoción y servicio al Estado fue sustituido por el afán de ganar dinero, de enriquecerse sin mesura, de ganar poder para aumentar la fortuna de la nueva clase que se impuso en todo el mundo, la burguesía, cuyo único valor se mide en dólares, en euros o en yenes: el signo monetario es lo de menos. Junto con eso vino la nueva cultura que consiste en despreciarla. No se trata de imponerse ni por el valor ni por las ideas ni por la palabra siquiera. Se impone el dinero, con los apoyos necesarios: la religión, la violencia, la sumisión, el culto de la obediencia.

En el nuevo mundo que se presenta ante nosotros, el burgués conquistador, como le llama Ch. Morazé, no busca siquiera extremar su esfuerzo, menos el de sus hijos. Educados en una escuela donde el rango se mide por la fortuna del padre, las nuevas generaciones son víctimas de un hedonismo mediocre, capaces sólo de manejar unas cuantas reglas para mantener la riqueza en vida. La idea de trascendencia personal, las dinastías tan importantes en la historia del capitalismo, la sucesión fuente de la ampliación y mantenimiento del saber pasan, sin que se advierta, a mejor vida.

Cuando en el gobierno de Miguel de la Madrid se quiso hacer una evaluación de las universidades nacionales, se invitó al presidente de la comisión de evaluación de las universidades francesas, un médico, profesor de la facultad de medicina de París. Abrió su...

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