A rectificar lo esencial

AutorJorge G. Castañeda

Ya en otras páginas hemos comentado que no existe razón alguna para pensar que el nuevo gobierno de Barack Obama le otorgue una especial atención a América Latina. Nada en su experiencia de vida, en su equipo de colaboradores, en su curiosidad intelectual o en su jerarquía de prioridades justifica un vaticinio de vocación latinoamericanista del Presidente entrante. La retórica ocasional, plagada de lugares comunes y de buenas intenciones, se ve neutralizada por las audiencias de ratificación de sus secretarios de despacho y por la abrumadora cantidad de temas alternativos y de mayor urgencia o pertinencia para Estados Unidos.

Dos excepciones confirman la regla: Cuba y México. La primera no depende de Obama, sino de la salud de Fidel Castro y del aguante del pueblo cubano. Como hemos subrayado hace algunas semanas, el último deseo de Obama sería arrancar su administración con una crisis cubana, como fue el caso de Kennedy, o más adelante en sus mandatos, de Carter y de Clinton. La segunda excepción se origina, sin embargo, en la misma realidad que impone sus fueros, y en la percepción de la gravedad de la situación mexicana que cada vez más impera en Estados Unidos.

Informamos ya de la celebración en diciembre de un seminario semisecreto en México sobre seguridad y narcotráfico. De ese cónclave, el ex zar de las drogas y ex jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el general en retiro Barry McCaffrey, extra- jo una serie de conclusiones alarmistas -es decir exageradas, pero no carentes de verosimilitud- sobre la situación actual en México. Reflejaban, tanto lo que poco después afirmaría el National Drug Threat Assessment del Departamento de Justicia norteamericano, como los reportajes aparecidos en diversos medios de comunicación estadounidenses.

Posteriormente, el Comando de Fuerzas Conjuntas (Joint Forces Command) de Estados Unidos -que aglutina a las fuerzas armadas norteamericanas ubicadas en el territorio de nuestro vecino y que publica cada año un informe llamado Joint Operating Environment (JOE) o entorno de operaciones conjuntas- afirmó, como ya se ha citado, lo siguiente: "en términos de los peores escenarios para las Fuerzas Conjuntas, e incluso para el mundo entero, México y Paquistán deben ser objeto de consideración como dos grandes e importantes Estados susceptibles de un repentino y rápido colapso". Dichos Estados, sostiene el estudio, "suelen presentar problemas crónicos de largo plazo que pueden ser superados con el tiempo...

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