¿Más reformas o un nuevo texto?

AutorOctavio Ortega

Jorge Carpizo se pronuncia en contra de una nueva Constitución o un cambio profundo en el texto vigente, pues advierte que esta posibilidad también podría permitir retrocesos tales como desmantelar el Estado de bienestar.

En contraste, Diego Valadés está a favor de una reforma que le devuelva vigencia y que la coloque nuevamente como el referente que esté pautando la vida del Estado y de los ciudadanos.

Carpizo considera injusto que se le achaquen a la Constitución "todos los males", y afirma que el problema no es la ley sino los vicios de la realidad política y social.

Valadés advierte que, de no llevarse a cabo una refundación de la Constitución, avanzarán las actuales condiciones de deterioro de la norma, lo que haría indispensable, entonces sí, pactar un nuevo texto constitucional.

Ambos coinciden en que las 530 reformas que se han hecho en 95 años han vuelto poco práctica la aplicación de la norma, la han convertido en un documento reglamentario y de difícil acceso al ciudadano.

Carpizo asegura que el próximo presidente de la República debe centrar el debate que desde 1998 está abierto en torno a la vigencia de la Constitución, recopilar todas las ideas que existen al respecto y proponer las reformas específicas que se requieran.

Valadés conmina a los aspirantes a la Presidencia a iniciar esa discusión pública desde el primer día del próximo sexenio, en aras de garantizar la gobernabilidad del país.

¿Debe México avanzar hacia una nueva Constitución o es viable seguir haciéndole reformas?

Jorge Carpizo: La creación de una nueva Constitución no es un problema teórico ni académico, sino de la realidad: un país tiene una nueva Constitución cuando existe una ruptura jurídica, política y social. Esta ruptura puede ser pactada o no pactada, generalmente las no pactadas son en forma violenta y las pactadas en forma pacífica. En este momento en México no hay esa ruptura, ni pactada ni no pactada... sí vamos a tener una nueva Constitución cuando la realidad imponga esta necesidad.

En este momento no veo factible ni conveniente una nueva Constitución: nuestra Constitución es actualizada a través de muchas reformas, no estoy de acuerdo con una serie de reformas porque han sido inútiles, pero varias han sido muy positivas. Hoy en día, la Constitución de 1917 ha admitido casi todas las instituciones constitucionales de la segunda posguerra mundial; claro, aún habrá que hacerle otras reformas.

La Constitución tiene un diseño institucional o ingeniería constitucional adecuado, indudablemente perfectible. Los principios esenciales de nuestra Constitución son respeto a los derechos humanos, en todas sus vertientes; soberanía popular; división de poderes; sistema representativo; sistema federal; el principio de no reelección del presidente de la República; el control del poder, y garantías procesales para hacer valer las normas constitucionales en caso de que éstas sean violadas.

Se le atribuyen a la Constitución una serie de males, y los males no son de la norma, sino son vicios de la realidad política y social. Por ejemplo, ¿en qué norma de la Constitución se encuentra aceptada la gran corrupción que hay en México?, ¿en qué norma se encuentra la irresponsabilidad de los poderes políticos?, ¿en qué norma se encuentra el fraude electoral de otras épocas?, ¿en qué norma está la destrucción de la moral pública, la virtud cívica y el patriotismo?

Para cambiar una Constitución hay que saber qué queremos y cómo lo vamos a hacer. Yo quiero cambios pacíficos.

En el México actual, ¿es posible que las principales fuerzas políticas, sociales, económicas, de la cultura se pongan de acuerdo en un nuevo pacto social? Yo tengo dudas, si a veces no se ponen de acuerdo ni en aspectos pequeños y no tan importantes. Entonces, mi miedo de una nueva Constitución es que, en las circunstancias actuales de México, se vayan a dar retrocesos.

Diego Valadés: México está viviendo en este momento una etapa que podemos caracterizar como de "desconstitucionalización", esto puede sonar fuerte, pero no se refiere a que haya violaciones expresas o particulares con relación a algún precepto o a alguna serie de preceptos constitucionales, quiere decir que se ha perdido la Constitución como un referente para pautar la vida cotidiana del Estado y también como referente de los propios ciudadanos. En Derecho distinguimos entre la norma vigente, aquella que en efecto se encuentra, que ha sido aprobada conforme a un proceso legislativo o de reforma constitucional, y la norma positiva que es aquella que se aplica de manera efectiva. Estamos...

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