Riesgos de los analgésicos
Autor | Enrique Goldbard |
El dolor, rey de los síntomas, es seguramente la causa más común por la que se consulta al médico y los analgésicos (del griego an=sin, algos=dolor), en sus diversas clases y combinaciones, son probablemente los medicamentos más vendidos, ya sea con receta o sin ella, ya sea para dolor agudo o crónico.
El dolor agudo, por naturaleza autolimitado en duración, es decir, una vez resuelto el factor desencadenante el síntoma va cediendo poco a poco, como es el caso de la mayoría de los dolores comunes (de cabeza, de muelas, de oído) y los provocados por cirugía, lesiones o parto. Considerando que el dolor es de corto plazo, los efectos secundarios no son de esperar gracias a que ambos tipos de analgésicos: los narcóticos y los anti-inflamatorios no esteroidales (NSAIDs, por sus siglas en inglés) se pueden emplear con cierta seguridad puesto que los primeros no tendrán tiempo para causar adicción y los segundos para desarrollar úlceras de estómago o duodeno.
Los riesgos implícitos del tratamiento con analgésicos son mucho más comunes en el caso del dolor crónico -que es aquel que se prolonga por más de tres meses-, habitualmente requiere de combinaciones de medicamentos para sortear las reacciones indeseables, que además de las mencionadas incluyen: constipación y depresión respiratoria para los narcóticos y daño renal, hipertensión y disfunción eréctil para los NSAIDs.
De la gran cantidad de medicamentos que tienen la propiedad de eliminar o disminuir el dolor, valdría la pena citar los siguientes de los dos grupos indicados antes:
Los narcóticos u opioides (derivados del opio) requieren siempre receta médica, los principales: codeína y morfina, sus derivados sintéticos y combinaciones, con nombres comerciales como: Vicodin, Percodan, Dilaudid, Demerol.
Los NSAIDs se dispensan en múltiples combinaciones y presentaciones, la mayoría no requiere receta. Algunos nombres comerciales: Aspirina, Tylenol (no NSAID), Advil, Naproxen, Dolac.
Además de las precauciones aplicables para cualquier medicamento, hay una serie de descuidos, omisiones y consejas, que por el hecho de adquirir el analgésico directamente del mostrador, sin receta, se han convertido en práctica común entre los usuarios, se deben evitar. Entre ellos (WebMD oct/2013):
Si una es buena, dos debe ser mejor. Hay que darle tiempo a los analgésicos para que...
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