Rosaura Barahona / Los ocultos pasos de Pazos

AutorRosaura Barahona

A principios de este año, María Elena Chapa me habló de la Ciudad de México. Entonces era diputada federal y estaba en la Comisión de Equidad y Género del Congreso. Me contó cómo, junto con otras diputadas, descubrieron que Luis Pazos, por sus pistolas, había recortado recursos aprobados por el Congreso para atender tanto la salud de las mujeres, como la lucha en contra del VIH y el sida y los había canalizado, arbitrariamente, a Provida.

En su momento, al escribir sobre este asunto, pregunté qué sentido tenía que el presupuesto fuera discutido y negociado por comisiones especiales, si quienes ejercen el poder como algo personal pueden ignorar esas decisiones, hacer lo que se les antoje y quedar impunes.

Se sabe que Pazos cambió el rubro de los recursos asignados y se los dio a Serrano Limón y sus secuaces para que luchen en contra del condón, traten de impedir la ley que permite a las mujeres abortar bajo determinadas circunstancias y ejerzan violencia en contra de quienes, en los congresos estatales, no bailan al son que ellos tocan.

¿Qué autoridad tenía Pazos para hacer eso? Ninguna, pero de todos modos lo hizo. En flagrante muestra de abuso de poder, se valió de su puesto como presidente de la Comisión de Presupuesto en la anterior legislatura y recortó, añadió o quitó dinero a su antojo.

Por supuesto, se valió de su panismo, sabedor de que sus colegas no lo castigarían ni recriminarían por darle dinero a una organización cercana a sus creencias religiosas y a su doble moral.

Pazos no se conformó con apoyar a Provida. También eliminó 70 millones de pesos asignados a salud reproductiva (término que pone los pelos de punta a muchos panistas y a todos los providas); 70 millones a cáncer cérvico uterino; y otros 70 al cáncer de pecho. Como las víctimas son mujeres y, para Pazos y sus amigos, las mujeres somos seres de segunda, no se pierde mucho.

Pero quizás lo más descarado de todo el recorte de Pazos fueron los 297 millones que eliminó del programa que lucha contra el sida. Total, los que se mueren, según su mentalidad, son homosexuales y/o promiscuos, de modo que ¿para qué los salvamos? Entre más se mueran y más pronto, mejor.

En su oportunidad, las diputadas conocedoras del asunto enviaron un oficio a Pazos en donde le recordaban que cuando las partidas han sido aprobadas por el Congreso, nadie puede tocar ni las cantidades ni los rubros. Por supuesto, las ignoró.

Al parecer ahora se está preparando una demanda legal en su contra; le...

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