RUTA 66 / Té

AutorDiego Beas

Personas mayores, tanques de oxígeno adosados a sillas de ruedas, coraje popular y gritos de consigna en contra del Gobierno, los impuestos y cualquier forma de intervención del Estado.

¿De qué hablamos? ¿De un geriátrico amotinado? No exactamente. Por extraño que pueda parecer, pero eso es el Tea Party. O, más bien, una protesta del Tea Party. El movimiento surgido en los últimos años como contraposición a la Administración Obama y que el próximo 2 de noviembre dará el paso formal para establecerse como una fuerza de peso en la política institucional de Estados Unidos. Al menos, es la fuerza motriz que lo propulsa. Una fuerza sui generis que se explica desde una combinación del individualismo, las creencias libertarias y la diversidad ideológica que sólo Estados Unidos es capaz de engendrar.

Ah, y olvidaba otra característica importante: sus miembros, la gran, gran mayoría de ellos, son blancos y protestantes.

Lo llamativo del movimiento es que en un periodo muy corto de tiempo y sin contar con estructuras formales o cabezas visibles, su influencia ha crecido y pronto podría ser una fuerza real en el Congreso.

Entre la Cámara de Representantes y el Senado, el movimiento tiene a alrededor de 40 candidatos con buenas posibilidades de ganar en la elección de medio mandado y formalizar así el poder del Tea Party. En el caso de la Cámara baja, incluso podría alcanzar a formar un caucus, lo que le daría poder de negociación y la capacidad de usar su influencia para poner en marcha diversas estrategias legislativas.

En definitiva, pues, todas las expectativas de la próxima jornada electoral giran en torno a esta insurgencia popular y lo que significará su llegada a las instituciones para el futuro inmediato de la política estadounidense.

El quid de la cuestión es qué papel jugará en un clima ya de por sí polarizado en el que queda muy poco margen de maniobra para cualquier tipo de negociación. Es allí donde se abren las interrogantes y donde conviene detenernos un momento a hablar de algunos escenarios.

Aunque no formalmente, el Tea Party se puede considerar una escisión del Partido Republicano. Un sector extremista que ha roto con el establishment y ha decidido y por la libre con su propia agenda, candidatos y bases de apoyo. La pregunta se vuelve entonces ¿cómo cambiará el movimiento las dinámicas internas del partido?

Porque sus efectos...

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