Seguridad social: ¿buenas intenciones?

AutorFausto Hernández Trillo

Profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas.

Antes que nada celebro el Pacto por México y otorgo el beneficio de la duda a la administración entrante; indudablemente el mensaje de que se pueden sentar a la mesa las distintas fuerzas políticas es alentador. En el contenido del pacto, sin embargo, no veo algo diferente con respecto a cambios de raíz con respecto a los obstáculos al crecimiento económico, combate a la pobreza y promoción de la igualdad de oportunidades. Seguimos básicamente con las mismas propuestas de los últimos 15 años, sin los cómos; nada novedoso. Habrá que esperar a ver si realmente se propone algo nuevo más adelante, que sí ataque el problema de raíz de la economía mexicana, que es una nula productividad de los factores que nos impide crecer económicamente. Por lo pronto, aquí me referiré sólo al capítulo Acuerdos para una sociedad de derechos y libertades en materia de seguridad social y combate a la pobreza, que plantea la creación de una red de protección social que garantice el acceso a la salud, a los beneficios pensionarios y a seguros de desempleo y por fallecimiento; así como la articulación y efectividad de programas sociales. Al respecto hay varias interrogantes que surgen.

Primero, debo reiterar que creo fielmente en el papel que tiene el Estado en garantizar una seguridad social a todos los mexicanos (SSU). En mi opinión nadie puede cuestionar, por ejemplo, que se ofrezca salud como un derecho a todo ciudadano. El detalle está en el cómo lograr este propósito y, más importante en las consecuencias "no deseadas" que producen las regulaciones y políticas públicas. Estas podrían provocar incentivos perversos -inadvertidos- en áreas completamente diferentes al diseño original de política.

¿Cómo minimizarlas? Idealmente tratando de elaborar un Plan Nacional de manera integral tomando en cuenta las interrelaciones existentes entre las políticas que aparentemente están desconectadas, para armonizarlas entre sí. Para ilustrar esto, un ejemplo: podría darse el caso que un programa de combate a la pobreza provoque una distorsión en el incentivo a trabajar. Coloquialmente, la política pública es como un rompecabezas; no se puede armar si alguien no tiene la fotografía completa. Los pactos de tipo político, por naturaleza, contienen piezas que no embonan y quienes proponen las piezas no tienen en la cabeza la forma de la figura.

El problema con los pactos, pues, es que, para conciliar las...

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