Sergio Elías Gutiérrez / 'Ortiz, Josefa'

AutorSergio Elías Gutiérrez

La primera de las reformas propuestas por este gobierno, la del artículo 3 de la Constitución, ya fue aprobada, por cierto, con una débil resistencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Un punto central radica en el método de ingreso, promoción y permanencia de los profesores al sistema educativo. La palabra clave es "permanencia".

La profesora Elba Esther Gordillo, con sorna, declaró que a la reforma le sobraba una palabra que, de suprimirla, hasta el SNTE la aprobaría.

En el futuro, a los maestros que no aprueben los exámenes se les buscará capacitar y, en caso de no mejorar su desempeño, se les podría despedir sin que puedan alegar derechos adquiridos.

Esto ya estaba previsto en el artículo 3 desde 1980 referido a la educación superior. La fracción 8 señalaba que las universidades a las que la ley otorgue autonomía tienen posibilidad de fijar los términos de "ingreso, promoción y permanencia de su personal académico".

Entre 1950 y 1970, la población se triplicó. El número de inscritos en primaria pasó de 3 a poco más de 9 millones de alumnos. En 1982 alcanzó su cúspide: 15 millones de niños en el sistema educativo inicial.

Para 2010, la matrícula bajó a menos de esa cifra y seguirá cayendo con el descenso en el crecimiento poblacional. Cumplida la cobertura educativa universal, ahora se busca la calidad en la educación.

Es notable el crecimiento que el gasto educativo ha tenido en las últimas décadas, orientado al pago de salarios en los niveles de preescolar, primaria y secundaria y, en el futuro cercano, la preparatoria.

El país gasta en educación más de 5 por ciento del PIB y casi un 20 por ciento del presupuesto federal. En gasto como porcentaje del PIB estamos casi igual que Estados Unidos y cerca de la media mundial.

En 1992 se trasladó a los estados el manejo operativo de la educación. La SEP se reservó la planeación y rectoría del sistema educativo nacional. Decisiones centrales, operación descentralizada y un sindicato fortalecido no han dado los resultados deseados.

Con frecuencia suele señalarse el bajo presupuesto asignado a la educación. Los datos duros muestran, sin embargo, que el gasto educativo ha crecido exponencialmente en términos brutos y también por niño atendido.

Según Eduardo Andere, el gasto por alumno pasó de poco más de mil pesos a 13 mil pesos por alumno entre 1990 y 2000, y seguramente sigue creciendo. (La Educación en México. Un fracaso monumental...

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