Sergio González Rodríguez / Triunfos de guerra

AutorSergio González Rodríguez

La prospección de la masculinidad y la violencia han sido temas obsesivos de Kathryn Bigelow, la directora de cine de máximo prestigio en la era ultracontemporánea.

Están en su magnífico cuento de vampiros nómadas After Dark (1987), en Blue Steel (1989), sobre la agente policial que contiende con un psicópata; en la épica de surfistas en Point Break (1991), en la fábula precursora de lo real y lo virtual de Strange Days (1995), en el thriller K-19, acerca de un submarino soviético en crisis nuclear, o en The Hurt Locker (2008), que presenta un equipo de expertos militares en desactivar bombas durante la guerra de Irak.

Bigelow enfoca cada uno de tales dramas desde dos puntos de vista predominantes: o bien refleja la tarea del héroe ante alguna adversidad, latente o explícita, o bien, construye un intríngulis donde una protagonista será la sustancia dinámica del relato. En esta última vertiente, La noche más oscura expone su esmero más minucioso: una tarea de deglución simbólica de la voluntad masculina, la agente de la CIA será el ángel vengador y justiciero contra el mayor terrorista de la historia: Osama Bin Laden.

La noche más oscura significa la gran película de EUA en lo que va del siglo en tanto potencia hegemónica del planeta. Contraparte didáctico-propagandística de su maquinaria de guerra, el filme de Bigelow implica la propuesta inaugural de la industria corporativa en la producción de un modelo transhumanista de cariz tecnobélico para comprender la realidad.

Contra lo que podría pensarse, dada la magnitud de la historia que iba a tratar (la cacería de Bin Laden, culpable de miles de víctimas por atentados en el mundo, sobre todo el 11 de septiembre de 2001 contra las Torres del WTC), La noche más oscura retrata menos un acto de batalla que un thriller en torno de cómo se investiga, prepara, justifica y explica un acto de guerra capital: el ajusticiamiento del terrorista supremo mediante un asesinato selectivo (Targeted Killing).

La investigación que narra la película comienza con una serie de secuencias que han provocado una polémica ruidosa: los datos obtenidos por la tortura de prisioneros musulmanes por parte de agentes estadounidenses. La versión oficial indica que el Gobierno de EUA nunca ha ejercido la tortura, que los interrogatorios a prisioneros de guerra se han dado bajo el respeto debido a los derechos humanos y que los interrogadores siempre estuvieron controlados en sus prácticas hasta el justo límite. Bigelow...

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